jueves, 24 de septiembre de 2015

"El tiempo incinerado": "El dolor no redime a nada ni a nadie: el sufrimiento es el aroma de la muerte".


Comentario parcial al diario del pianista Diego Fernández Magdaleno: "El tiempo incinerado". Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

El 22 de julio, el sol aplasta la fachada de la habitación, el calor es espeso y huele a hospital. Por el pasillo deambulan  algunos enfermos portadores de bolsas de suero sanguinolentas. Otros, exhaustos, permanecen fijos al lecho. Las visitas bulliciosas aumentan la soledad de los que no tienen otra compañía que la del sacerdote con su "sonrisa de extremaunción".

El menor gesto de amabilidad de un médico se recibe con un agradecimiento excesivo. "Ante unas palabras de ánimo nos asalta una desbordante alegría". Si el suceso es adverso, sólo cabe subir la dosis de resignación.



El 23, D.F.M. comenta "Yo, otro". Su autor, Imre Kértesz aborda el problema de la identidad, su condición de judío, en un recorrido por diversos países europeos, en los años noventa. Es un "libro implacable y conmovedor" en torno al antisemitismo, escrito  por un confinado en  Auschwitz  que siente "la obligación moral de recordar", aunque le muerda el perro del recuerdo. En un "tiempo de recapitulación", el músico viaja desde su tragedia individual a otra colectiva cuyo recuerdo se resiste a ser incinerado por el tiempo. 


Y el 24, termina de leer "El don de la ignorancia", de José Corredor Matheos, un Premio Nacional de Poesía. 

Lo hace en la terraza de un apacible parque junto a la dársena de un canal muy literario. Diego se recrea en "una visión detenida de lo fugaz, una cristalización del fluir o una aprehensión del destello que los objetos o el paisaje ofrecen al sujeto". Y, antes de acostarse, entrará de nuevo "en cada verso", "como en un lugar querido ya". 



El 25, lee en "El País", las razones  de Vargas Llosa contra la llamada "excepción cultural". Los argumentos son sólidos y está parcialmente de acuerdo; pero cree que "ya existe la excepción cultural en numerosos ámbitos que no tendrían lugar sin un criterio político que los apoyara econónicamente, al margen del mercado". Piensa que es excepción cultural, sobradamente justificada, la que permite representar la obra de un escritor contemporáneo, o el precio fijo de los libros u otras que, de no existir, "convertirían nuestra sociedad en un desierto", no tan lejano. Confiemos, Diego, en que no se haga realidad tamaño desierto.

Libros, periódico, música, cultura. "¿Un modo infalible de eludir una intimidad angustiosa?". No. "La huida se produce, es cierto, pero sólo temporalmente". El 29, leemos:

"A mi padre le volverá a ver un médico dentro de quince días. No podemos esperar tanto."

El 31 nos dice que ha cancelado "todos los cursos y conciertos que iba a dar en julio y agosto para estar junto a mi padre todo el tiempo que pueda". Se siente sin fuerzas, no tiene el menor interés en llevar a cabo nuevos proyectos. Se le representa la imagen con que Pascal pinta la condición humana, la de condenados a muerte que ven como otros son degollados mientras esperan su turno. Yo he recordado "El martirio de San Mauricio" pintado por El Greco.


"El martirio de San Mauricio", El Greco (Wikipedia).

El 1 de agosto huye de nuevo y escribe una página que comienza en "Sacrificarlo todo" y finaliza con "veneno". Cita a Coetzee que escribe en "Juventud". 

"La gente feliz no es interesante. Mejor aceptar la carga de infelicidad e intentar transformarla en algo que valga la pena, poesía, música o pintura."

Se siente reconocido en ese anhelo del joven escritor sudafricano en Londres en busca de su destino de artista. "Pero sólo quien desde siempre ha querido penetrar en el secreto de la música, la poesía o la pintura, es capaz de entender lo que significa la peculiar sinrazón que mueve las vidas marcadas por ese veneno". 



El 3 de agosto le llaman para tocar en el encuentro de escritores que organizan Gonzalo Santonja y Luis Felipe Comendador. Ha participado en varias ediciones y tuvo la oportunidad de conversar con escritores de primera fila, entre los que destaca a Antonio Gamoneda, un poeta que le conmueve siempre, el que dejó escrito: "La música es el origen del pensamiento poético". El que ama la vida aunque sea un fracaso, aunque el frío ande por ahí, aunque los hombres mueran y no sean felices, si algunos no se dan cuenta...les felicita. 

Bruscamente, el 4 de agosto: "Pamplona. Clínica Universitaria de Navarra". Es donde ha sido trasladado su padre, para someterse a pruebas en unos plazos a los que no les tenía acostumbrados la Seguridad Social. "Orden y calma...porque de ellas se derivan la dedicación y el afecto que el enfermo y sus familiares necesitan". ¿Orden y calma o rapidez? 



La Clínica, una librería y la habitación de un hotel. Es todo lo que ha visto, a 6 de agosto, de Pamplona. Un poema de José Ángel Valente, al que puso música Mauricio Sotelo, se le aparece "de forma obsesiva,como esos cantos que no nos abandonan, por mucho esfuerzo que pongamos": "Si después de morir nos levantamos...qué dolor el morir...".



 Acompañan a su padre en la Clínica: su madre, su hermano y él. Hoy, 7 de agosto, llega el resto de la familia. Cuando se acerca la noche, se acercan a él uno a uno, como en un poema de César Vallejo, "esperando que pueda levantarse y salir de allí definitivamente".

El 11 de agosto, el autor comenta el hipotético "Parque de la Felicidad" que diseña Henry Stangerup, en "Un hombre que quería ser culpable".  Un parque donde hay un teatro para los que se creen actores, estudios para los que quieran pintar o esculpir, un parlamento para los que sueñan con ser políticos, una pequeña editorial para jugar a escritores...Un hombre asesina a su esposa, pero un psiquiatra le recrimina, no sabe que la sociedad está a punto de abolir el concepto de culpabilidad. "Sólo existe lo contingente, la circunstancia de cada persona...Se les niega el derecho a tomar decisiones sobre su propia vida. Por lo tanto, el hombre no es culpable del asesinato...insistía en su culpabilidad...va a perder la razón". Y escribirá: "libros socialmente conscientes en el parque de la Felicidad".



Falsa y diseñada felicidad en un "paraíso" donde nadie es culpable de nada; pero tampoco es libre para nada. Un mundo tan "feliz" como el de Huxley. Tal vez Diego meditara acerca de lo cerca o lo lejos que estamos de los infiernos literarios propuestos por Stangerup, Huxley, Orwell o Bradbury. Como si fueran "mejorables" los infiernos personales que la vida nos ofrece de vez en cuando. 



12 de agosto. Nunca ha tenido tan claro lo que debe hacer: ocuparse de su padre junto a su familia. Ante la enfermedad, los problemas del mundo se jerarquizan. 

A muchos nos educaron religiosamente en la creencia de que el sufrimiento servía para algo, redimía. D.F.M. leyó un día: "El sufrimiento es embrutecedor". En el diario escribe:

"El dolor no redime a nada ni a nadie: el sufrimiento es el aroma de la muerte".

Tras la palabra muerte, la atención se concentra, el 13 de agosto, en las imágenes que revela su hermana Alicia.  Se enciende la luz y "ves en blanco y negro los huecos que el olvido desterró de tu vida". Subrayo "olvido".

El 17 de agosto: "No está, pero notas la risa en el temblor de su cuerpo sobre el suyo. Tu identidad es la memoria, y tu memoria es su voz: las palabras que llegan con el sorbo de agua que rodea sus cuerdas...Te devolvía la pregunta, para dejarte claro que la tarde es transparente desde abajo hacia arriba..." Creo entender aquí un diálogo sin palabras entre el padre y el hijo.

Pero los libros que lee llevan todos la misma palabra: cáncer. Su vida es ahora de papel y ya no es suya la sombra que acompaña su paso, mientras camina entre los campos de trigo. "La tarde ha vuelto a equivocarse". 



El 19 de agosto, su padre ingresa de nuevo en el hospital. La quimioterapia, la médula ósea, los glóbulos rojos, anemia. "La enfermedad agiganta el presente de quien amas y sufre". Tal vez sea necesario acariciar la muerte para conocer la vida. Es cierto, "la vida sin muerte es el feliz patrimonio de los niños y tú no eres ya un niño, ni tienes esa dicha". Y lee a Juan Luis Panero para confirmar que "sólo son tuyas -de verdad-la memoria y la muerte".

El 20 de agosto hay un sillón junto a la cama, para pasar la noche. Su padre se durmió cogido de su mano, "desde esa fuente mana la alegría"

23 de agosto, Consejos, desde que diagnosticaron el cáncer a su padre, no ha dejado de recibir consejos por parte de personas analfabetas en medicina. "Para dar consejos hay que tener un mínimo de autoridad". Él nunca da consejos, ni siquiera a sus alumnos. El oncólogo Lucien Israël ha escrito que el cáncer no desaparecerá, que existirá mientras existan organismos pluricelulares; pero se sabe cada vez mejor retrasar su aparición  y "cómo frenarlo, estabilizarlo, hacerlo crónico". Es lo que ayuda, lo demás es hablar por hablar. 



Por fin , el 25 de agosto, hay buenas noticias:

"Mi padre tiene la voz muy clara, los glóbulos rojos en su número apropiado y se mueve con facilidad. En unos días, lo que era natural ha pasado  a ser extraordinario". 


El 26 de agosto comparte con nosotros, y con sí mismo, el recuerdo y el reencuentro con "un platónico amor adolescente". "Has visto a Coque", con la misma frescura en la sonrisa y la timidez de sus gestos, "hermosamente ingenuos", igual que cuando era estudiante de Bachillerato, ahora que es médico en Bruselas. "Al volver a casa, has traído varios años de tu vida: ella los había guardado en un cofre invisible que hoy ha querido abrir sin apenas darse cuenta". 

El 27 de agosto, lee en ABC, una entrevista a Cristóbal Halffter. El músico afirma ser un compositor más y, por ello, le incumbe la situación desprotegida del compositor en España. D.F.M. nos dice que eso es cierto en parte: " de todos los ámbitos de la cultura, la música es el más abandonado, tanto social como institucionalmente, pero Cristóbal Halffter ocupa un lugar privilegiado dentro del panorama musical español...mientras otros autores de similar valor son ignorados sistemáticamente...". 



El 28 de agosto, nos habla de Thomas Mann, como autor contrario a la ideología nazi y enemigo declarado de Hitler. En 1932, recibió un paquete, dentro sólo había papel quemado. Pudo distinguir que se trataba de su obra "Los Buddenbrook". Era un siniestro aviso para quien se había manifestado contra el peligro de la ideología nazi. Se marchó y jamás volvió a Alemania, pero no cesó en su compromiso contra la tiranía de Hitler. D.F.M. acaba de leer una recopilación de sus emisiones radiofónicas dirigidas a sus compatriotas: "Oíd alemanes...". 



Para Mann: "el individuo Hitler compone  la más repelente figura  que jamás haya enfocado la luz de la historia". Mendacidad, crueldad, espíritu vengativo, rugidos de odio, fanatismo vulgar, ascetismo cobarde...son algunos de los componentes del personaje.

Mann se hizo la pregunta que todos hemos intentado respondernos alguna vez: "¿Cómo fue posible que Alemania,y el mundo en general, permitiera a esa insignificancia de persona, a esa mediocridad intelectual y moral, esa alma mentirosa y sin luces...convertirse en un personaje importante de la historia y...levantarse un pedestal sobre el cual aparenta grandeza...?"



"Thomas Mann nos dejó una lección ética...donde la dimensión del intelectual frente a la monstruosidad del poder absoluto nos dignifica y conmueve a partes iguales". 

Una lección ética que se transmite de Thomas Mann a Diego Fernández Magdaleno y de este a nosotros. El mundo estará a salvo con intelectuales que planten cara a las monstruosidades políticas.

Y concluye el mes, y la segunda parte de su libro, con una película. Nos aconseja "ver de nuevo "La Quimera del oro" de Chaplin,  y pensar que no todo está perdido". 



No todo está perdido. Todo tiene arreglo...menos la muerte. La gran protagonista de "El tiempo incinerado". Junto al dolor, su aroma.

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

jueves, 17 de septiembre de 2015

"El tiempo incinerado": "como si viviera un tiempo de recopilación".


Comentario parcial al diario del pianista Diego Fernández Magdaleno: "El tiempo incinerado". Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

El lector de “El tiempo incinerado” acompaña al autor en sus zozobras, a pesar de las elipsis. No lo abandona, aunque no hayan faltado las tentaciones, porque comprueba, al igual que los nuevos alumnos del pianista, “que el silencio no está vacío”; que puede crearse “un silencio que interroga, otro que responde; un espacio donde descansa o se impulsa una idea; un punto de apoyo, de partida o de llegada”. Sí, en la escritura también, como si el texto fuera un pentagrama. 



 La lectura avanza, cuántos nombres propios, y no conoce aún al monstruo protagonista. Que no se esconda, sabemos que está ahí, aunque se cubra de reflexiones culturales y citas literarias. Y busca compañía, el monstruo personal se alía con el monstruo colectivo. Y se retroalimentan. 

Recordamos, con el escritor, el infernal 11 de marzo madrileño: muertos y heridos, llamadas, música de difuntos e impotencia. Y en su resaca: manifestaciones, elecciones y conspiraciones.


Estación de Atocha. Monumento homenaje a las víctimas del 11 M.

El 18 de marzo, leemos "El frío de la casa busca respuesta en los espejos". Dos ancianas vigilan, desde el patio interior, cada paso que damos. Nunca duermen: asumieron muy pronto su destino de espías, su maldad en dos cuerpos, su perversión siamesa". Nos sorprende el plural e intentamos, en vano, desentrañar la naturaleza de tamañas guardianas. 

Capitel del Claustro de Silos (harpías)

Pero la alegría pinta de rojo el calendario y ahí está "ella":

"Ella busca en la cocina un poco de costumbre con la que abrigarme y, junto al desayuno-sin que yo sea testigo-, me deja algunos besos para pasar el día".

En respuesta, un verso de Francisco Pino: "Nunca te diré adiós mientras yo viva". "Ella lo sabe, nunca".

El 22 de marzo, él insiste en asociar Madrid con "La tragedia del hombre" de Kokotska y "La ciudad en llamas" de Meidner. 


Ella en "lo que aún permanece en Madrid de esos cielos de Goya que siempre hemos amado". 


Aunque "arde la ciudad y nosotros en ella", concluye que "es cierta la ilusión que brilla en el cielo de Madrid". Lo es porque ella la va dejando en las páginas del diario. Ilusión para el más desilusionado. El poder del amor. 

Sin la ilusión de "ella", Madrid "sólo es la sombra de un campamento helado". 

El 27 de marzo tocará un programa en el que hay algo de resumen: Bach, Liszt, Soler...los autores que siempre ha tenido sobre el atril del piano. Los que han definido su forma de pensar la música y "toda su vida". ¿Hay acaso diferencia entre vida y música?

El 31 de marzo aparece la palabra "culpa" en su diario. Nuestra imagen en el tiempo, el recuerdo, la valoración del pasado en el presente, tal vez tergiversada por caer fuera de contexto. ¿Culpa? 

"Cubriremos la culpa con un velo de olvido". "Y así será mentira todo lo que odiamos de nosotros mismos". "¿No podré yo encontrar esa coartada...? 

Llega abril, música y más música. Antología de poemas dedicado a la música, Halffter y Falla y el convencimiento de que "la música carece de contenido ajeno a su propia esencia". Atención a aquellos que aman la música porque encuentran evocaciones de alegría, dolor, tristeza, evocación de la naturaleza...los que buscan en la música una droga.

"Poco valdría la música si estuviera destinada a eso". 




El maestro Soler y su obra "Matilde" , un paseo imaginario por el cementerio de Villafranca del Penedés, donde nació. Cipreses, un único sauce y la tumba de Matilde, una desafortunada joven que murió de una bala perdida, en el momento de asomarse a la ventana para recibir a su novio que volvía de Cuba.



El 8 de abril, "Lo más parecido a la felicidad". Toca, con su hermano Pablo, la Sonata K 381, para piano a cuatro manos, que Mozart compuso a los dieciséis años.



El 10 de abril volverá a tocar las "Seis Piezas Sagradas" de Soler, Intentará reconstruir lo que el compositor ha dejado en "una de las páginas más hermosas y profundas que se han escrito para el piano". Subrayamos  "intentaré reconstruir" y la veneración por aquel que , según sus palabras, transformó su vida. 


"Para Pablo" de Josep Soler. D. F. M. al piano.

El martes 13 de abril, la reflexión es literaria y filosófica: "¿Soy o no soy", a propósito de un personaje de un libro de Imre Kertesz. Y a propósito de encontrarse "en ese lugar tan poco agradable, en el que sólo tiene sentido resolver esta interrogación". ¿El hospital tal vez? Y, una digresión: ¿no le gusta a Diego la literatura española? Sin despreciar al húngaro.

El 14 de abril habla por primera vez de su padre, tras una metáfora geológica y musical: "Las  vetas son las melismas de las piedras. El agua confunde los colores del tablero que mi padre golpea con idéntica dosis de vigor y cariño...Palisandro, Shivakashi, Ónix del Pakistán...adolescencia...recuerdos de tesoros escondidos..."



El 22 de abril comparte con nosotros la visión de la sala desde el escenario. Una mirada o un gesto pueden desconcertar a un músico. Pero, en el concierto de hoy, la presencia de ciertas personas ha sido muy beneficiosa para abordar el recital. 

El 25 de abril, nos dedica una afirmación sorprendente de Ravel: "Escribí sólo una obra maestra: Bolero. Pero, desgraciadamente, no hay música en ella". 

29 de abril: Albert Sardá le llama para ultimar detalles de sus conciertos en Barcelona. 

30 de abril: El autor acaba de publicar un estudio sobre el dúo de músicos Miguel Frechilla y Pedro Zuloaga. Cuando era niño, su sueño era estudiar con ellos y su sueño se cumplió. Los sueños se cumplen y se agrandan. Subrayamos la frase "Conseguirlo fue una de las mayores alegrías de mi vida".



Comenzamos la segunda parte. Tras el texto de Ted Hughes, el día 1 de mayo se encuentra con una protesta de los libreros, en la Feria del Libro de Valladolid,  por la presencia de una librería de temática nazi. Para calmar la indignación, poesía y amistades. Y un día que comenzó mal terminó de modo inmejorable. 

7, 11, 16, 17, 18, 19, 21 y 22 de mayo. Todas las reflexiones y noticias que recoge son musicales. Subrayamos:

"La música actual es la más marginada de las actividades artísticas"
"no tocar jamás, ni una nota, mecánicamente" (Daniel Baremboim)"
"Tengo muchos prejuicios sobre los concursos de interpretación musical...he vuelto a tener la extraña sensación de participar en algo injusto de antemano".

La del 31 de mayo es literaria, en torno a las incógnitas entre la relación entre Sylvia Plath y Ted Hughes. ¿Fue Plath una víctima de Hughes? ¡Era tan desagradable la Plath?"Por eso me ha parecido muy interesante "La mujer en silencio", de Janet Malcom, un particular estudio de la biografía de ambos poetas". A pesar de que se ha hablado demasiado sobre esta pareja de escritores, al parecer.




Comienza junio y piensa en su trabajo, algo que la vocación convierte en inevitable. Se pregunta "si dar conciertos, hacer conferencias, enseñar y escribir...es útil para alguien, y si solo es una transitoria forma que tengo de abandonar la obsesiva certidumbre de la muerte y el escaso significado de la propia vida. No sé si es necesaria esta exposición permanente ante los otros, si la deseo en realidad, creo que no". 

Diego Fernández Magdaleno se nos confiesa aquí con "la angustia del intérprete", como un esclavo de "una necesidad contra la que nada puede hacer racionalmente". No concibe otra vida, incluso llegó a sentir, en la adolescencia, compasión por las personas que se dedicaban a otras tareas. La medicina era la única disciplina no artística que respetaba. Y cree ahora lo mismo, pero se cuestiona "qué valor tiene dedicarte a un trabajo cuyo resultado importa a tan pocas personas, vivir con la ilusión de mostrar la música y el pensamiento musical de nuestro tiempo". "¿No sería mejor continuar el trabajo, estudiar...pero sin testigos?"

Y continúa: escribir las notas al programa para un concierto de Guillermo González, un homenaje al mismo, los alumnos de estética musical, solicitar obras a diferentes compositores para una serie de conciertos para el setenta aniversario de Soler...

Más libros. Le parece acertado que Alfonso Guerra escriba sus memorias en " Cuando el tiempo nos alcanza", porque ahora, más que nunca, se hace imprescindible analizar los diferentes puntos de vista de quienes han protagonizado la historia reciente de España, tan tergiversados ahora en algunos textos, articulados desde la apología del franquismo. 



El día treinta de junio nos ofrece algunos versos de diferentes poetas. Concluye con: 

"Estos días siento/ como la luz se va/ y cierra la puerta" (Luis Felipe Comendador)
"Verrà la morte e avrà i tuoi occhi" (Césare Pavese)

El 1 de julio, el tema es el teatro. En sus clases, alude a la importancia del trabajo del intérprete en su lenguaje, ya sea músico o actor. 

El 6 de julio, le acompañamos en un extraño viaje, que parece sacado del mundo de los sueños. Un largo trayecto en coche, un laberinto de calles y "una peligrosa mezcla de palacio y fantasmagórico castillo". "Salió el dueño. Hacía demasiados años que no hablábamos. La verdad es que una amistad entre él y yo era prácticamente imposible, nos separaban demasiado nuestros criterios artísticos, políticos, religiosos...Pero, pese a todo, había algo preso entre aquellos muros que me atraía excepcionalmente: una esplendorosa biblioteca". Habló el anciano, leyó un fragmento de "Hipólito" de Eurípides y concluyó gritando: "Y me es extraño el vicio en que crees haberme sorprendido". ¿Por qué esta historia del viejo? ¿Qué o quién representa?


El 10 de julio, por fin, ruge el monstruo:

"Mi padre está ingresado en el hospital".

"La habitación no tiene nada de particular: mi padre está acostado en una cama estrecha y yo sentado en una silla, junto a la ventana. Esta tarde he leído "El ángel literario" de Eduardo Halfon. "


El 11 de julio lee en "El País" una entrevista con un geólogo que no lee novelas y considera que la pintura acabó hace cien años. Y de música ni habla. El geólogo dice tener miles de libros. ¿Es geólogo el padre del pianista?

El 14 de julio vuelve a leer "Esta salvaje oscuridad" de Harold Brodkey. La lectura en el hospital ha sido ahora más intensa que en la primera ocasión, cuando la muerte sólo estaba en las páginas del libro. Bradkey escribe: "el hospital es como una terminal de autobuses en fin de semana, está repleto de abominables, enloquecidas, lánguidas mercancías humanas de paso".



Mira a su padre, está tranquilo. "No sabe que el cáncer ha invadido su cuerpo". 

El escritor pianista vuelve una y otra vez a algunos libros, "como si viviera un tiempo de recopilación". A alguno le extrañará que siga leyendo. Siente la necesidad de "volver a textos queridos, familiares por su compañía, a versos aprendidos de memoria". 

El sol aplasta la fachada de la habitación, un calor espeso y olor a hospital. Acompañaremos a Diego. 

Un abrazo de:

María Ángeles Merino


jueves, 10 de septiembre de 2015

"El tiempo incinerado": “Pisas la calle como cuando sales al escenario para dar un concierto. El mismo temblor”

"El insomnio tiene un sabor a tiempo incinerado"

Comentario parcial al diario del pianista Diego Fernández Magdaleno: "El tiempo incinerado". Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

La oscuridad es un reptil que se cuela en la habitación, nuestra vida estalla y se esparce como una lluvia de ceniza. Es el insomnio que sabe a “tiempo incinerado”

¿Qué roba el sueño a Diego Fernández Magdaleno?  Sigamos las reflexiones del diario. 

Claustro del monasterio de Silos.

La música contemporánea, la poesía de los pequeños objetos, la política y la ética, la enseñanza musical, el éxito de un amigo, literatura de mujeres sufrientes, pintura que conmueve por su sinceridad, la Música definida por María Zambrano, la Música en manos incompetentes, Belmonte de Campos  y un sueño, el lenguaje de la política, la Universidad y el gozo de pensar, los jóvenes y la política, la prensa y sus juicios paralelos, un recuerdo infantil de su madre, la vida de un autor como Nietzsche, la libertad frente a la seguridad, un cuadro difícil de entender, el valor del silencio, las incógnitas descubiertas por sus alumnos, la conversación con otro músico, el silencio paciente de una amiga, Halffter y Aizpurua, una biografía de Virginia Woolf equilibrada, el infierno del 11 de marzo de 2004 en Madrid...Música, libros, prensa, cine, política, amor y dolor. Un mundo muy denso el de "El tiempo incinerado". 

20 de enero

La música contemporánea es desconocida incluso por los mismos músicos. “Mucho Mozart y poca castañuela” reza un zafio titular. No, los periodistas tampoco saben nada.




23 de enero

El cuidado de los pequeños objetos cotidianos, escribe el autor, desvela "un sutil aspecto de lo poético". Es un punto de partida para ideas y evocaciones de una vida pasada en torno a ellos. En nuestros días, al buscar ese refugio,  encontramos una inmensa soledad que llenamos con "la barbarie del individualismo". Volvamos al sentido épico de la vida.

28 enero

La política no es ahora “la ética puesta en práctica”. Ya no hay lugar para un Havel. Entresacamos: “incompetencia”, egoísmo, “silencio cómplice”, “miedo a perder privilegios”, “falta de dignidad” , “carácter despótico”, “personas ineptas para cualquier ejercicio intelectual mínimo” y “desfile de…semianalfabetos”.  Todo  “ante nuestros ojos sin que nada suceda”. ¿Cómo es posible?




29 de enero

”El desconocimiento histórico”  hace posible el “adanismo” en muchos artistas. Conoce compositores que muestran, como hallazgos personales, procedimientos utilizados ya en la Edad Media. Se sienten descubridores y asumen extrañas paternidades.

“La enseñanza debería hacer imposible la existencia del adanismo”. El autor muestra pocas esperanzas ante los planes de estudios actuales sin filosofía, latín ni griego.



31 enero

Un amigo, Antonio Noguera, que consigue el primer premio en un concurso de composición que organiza la Generalitat de Cataluña. Lo ha imaginado feliz.

1 febrero

Es domingo. “Pisas la calle como cuando sales al escenario para dar un concierto. El mismo temblor”. ¿Por qué tiembla  al salir a la calle?




Vuelve a casa y busca “Diarios” de Alejandra Pizarnik, para leer: “Escribir es querer darle sentido a nuestro sufrimiento”.  

Las mujeres que ama, las escritoras, le llaman desde las estanterías: Virginia Woolf, Anne Sexton, Sylvia Plath. Desea leer en silencio, “lejos del ruido de ahí fuera”. Leer el sufrimiento de escritoras sufrientes. La palabra sufrimiento aparece demasiado...



No desea “hilos con el mundo”, el teléfono está desconectado. Piensa en los últimos cuadros de Jesús Capa que le envolverían con “su conmovedora sinceridad”. Y en la imagen de Virginia Woolf con la mejilla apoyada sobre su mano extendida.

"Sin título". Cuadro de Jesús Capa.

 Aún desconocemos a los monstruos que le acosan “ahí fuera”.  

Claustro del monasterio de Silos.

3 febrero

Se refugia en la lectura de un texto inédito de María Zambrano: “La Música-1955”. La escritora define amorosamente lo que Diego más ama.

“La Música es la imagen y semejanza de lo divino, de la divinidad. Buscar esto divino en ella…puro fluir temporal…al ser tiempo, es unidad temporal.”


7 de febrero


Comenta, con ironía, la proliferación, en todos los campos, de personas que desconocen todo acerca del ámbito en que trabajan,  pero son magnificados como buenos "gerentes".  Leemos: “ Muchas veces me han dicho que para coordinar la programación de una orquesta no hace falta saber nada de música. Sólo se requiere un máster en  administración  y dirección de empresas,  a ser posible, cursado en Nueva York.” Si nombran director de un conservatorio a un biólogo, como se ha dado el caso, se pregunta si sería adecuado un pianista para dirigir un departamento de biología molecular. Los que defienden esos disparatados criterios le responden con arrogancia: “no es lo mismo, no es lo mismo”. 

9 de febrero

Ahora se refugia en la casa, con gloria, qué gloria, de unos amigos, en Belmonte de Campos. Y sueña. 

"En el sueño, el salón de la casa tenia ese brumoso color de las tardes de febrero...el tiempo pasa como arrastrándose, sin la impaciencia con la que cruza el bullicio de las ciudades...Pero el sueño viene hoy cargado de sorpresas...un hombre vestido de negro cruza los campos caminando. Mira, distraído,  la torre del castillo que se agiganta ante sus ojos."




Es Thomas Bernhard, sus palabras son poco convencionales y se ríe con los cómicos Kant y Schopenhauer. Sentado en una mecedora habla y habla, hasta los niños Marta y Pablo parecen escuchar.  Se despide, no piensa en la muerte; pero la muerte piensa en él. El sueño se diluye en la mañana. 

11 febrero

Otra vez la política y los discursos que permiten cambiar el significado de las palabras, según convenga. Nadie cree lo que diga el candidato, salvo el desprecio a la inteligencia de los electores, que eso sí lo creemos.

15 de febrero

"El gozo de pensar", el principal objetivo que justifica la relación entre profesor y estudiante. A Diego, como  profesor,  le alivia que Ángel Gabilondo esté en sintonía y no considere las aulas como lugares para recoger apuntes dictados. 



17 de febrero

Habla con un grupo de jóvenes sobre política. Demasiado escépticos e individualistas. El autor está satisfecho, se han ido con más dudas de las que traían. Les recomienda lecturas.

18 de febrero

Comenta el caso de Guy Debord , señalado como instigador del crimen de Gerard Lebovici, el acoso de la prensa y sus juicios paralelos. "Quien está condenado por los medios de comunicación, no será nunca absuelto; estará, cuando menos, marcado por la duda". 



21 de febrero

Ahora se dirige a su madre, en el momento de un ritual molesto e ineficaz:

"El goteo del colirio en tus pupilas-tan difícilmente dilatadas-es un ritual ajeno a símbolos, mantenido por una esperanza que, con el paso del tiempo, va convirtiéndose en rutina".

Comienza el apunte del día con un recuerdo infantil de la madre que Diego vive como suyo. De pequeña, en la escuela, la luz escuece las heridas de sus ojos e intenta protegerse bajo la mesa. La maestra escribe en la pizarra "una coreografía de trazos invisibles sobre el color verde". La niña pronuncia unas palabras en francés que ha inventado.

El hijo invita a la madre: "De arcilla y lumbre descubres mi destino...Dame la mano para entrar en la nieve".  ¿Por qué arcilla y lumbre? ¿Por qué nieve?





23 de febrero

Nietzsche y el intento de anclar  su vida a su obra. ¿Músico Nietzsche? Yo lo desconocía...

24 de febrero

Comenta la prohibición, en Estados Unidos, de incluir, en las revistas científicas, artículos de Cuba, Irán, Libia y Sudán. ¿Limitar la libertad por razones de seguridad? 

29 de febrero

"Cuadrado blanco sobre fondo blanco" de Malevich. ¿Por qué cuesta tanto entender un cuadro así? Tiene razón el autor, no nos sentimos cómodos sin elementos comparativos, algo que también sucede en la música y la literatura. Con este libro también.


1 de marzo

Sus alumnos van descubriendo incógnitas, comprobarán que el silencio no está vacío. Diego Fernández Magadaleno es un buen profesor que enciende el fuego del pensamiento.


2 de marzo

Mantiene una conversación telefónica con el compositor Agustín González Acilu. Diego Fernández Magdaleno está preparando el estreno de una de sus obras. Agustín no ha hecho concesiones estéticas a las modas o al aplauso fácil. 

3 de marzo

El paciente silencio de una amiga siempre se agradece.

5 de marzo

Cristóbal Halffter y Pedro Aizpurua. Dos grandes.

9 de marzo

El autor valora una biografía de Virginia Woolf, la de Nicolson,  que no oculta sus rasgos desfavorables: cierta xenofobia y un feminismo que no alcanzaba a las mujeres humildes. La considera como un modelo y le hace amar aún más "a esta mujer maravillosa". 

11 de marzo

El famoso y trágico 11 de marzo de 2004. "Madrid es una reproducción exacta del infierno". Antes de acostarse, escuchará el Officium Defunctorum de Tomás Luis de Vitoria. Y se pregunta qué puede hacer. 

12 de marzo

Once millones de personas en las calles de España, contra la masacre.

13 marzo

Doscientos muertos. Más de mil quinientos heridos. 




Vamos acompañando al pianista en sus reflexiones. Además de músico,  intelectual y profesor, se nos muestra como ser humano muy humano. Pero todavía no conocemos al monstruo dolorosamente protagonista, en el año 2004, en la vida de Diego Fernández Magadaleno. Ya está ahí.

Un abrazo de María Ángeles Merino

jueves, 3 de septiembre de 2015

"El tiempo incinerado": "...tu vida se esparce por la habitación como una lluvia de ceniza".



Comentario inicial al diario del pianista Diego Fernández Magdaleno: "El tiempo incinerado". Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Aquí estoy, una tarde de finales del verano, sentada en el pretil del río. En el arbolillo, una hoja seca, solo una que el tiempo quemó. ¿O es el tiempo el abrasado? 

Porque el libro que tengo entre las manos es "El tiempo incinerado" (Diario 2004) del músico Diego Fernández Magdaleno. Quemado e incinerado, hecho ceniza. Inquietante.


Diego Fernández Magdaleno (foto Facebook Pedro Ojeda)

Fijo la vista en la secuencia de cine mudo de la portada, el hombre de la camiseta a rayas corre y corre. Es una loca carrera, cada obstáculo con su reloj y su hora. ¿La del tiempo suicida? ¿Qué es el Tiempo?



Antes del diario propiamente dicho, encontramos una cita de Juan Ramón Jiménez;

"Tiempo es el paso de nuestra conciencia por la eternidad"

El pianista Diego Fernández Magdaleno "instala su conciencia a la vera del camino" y registra: amor, dolor, creación, cultura y música; tan valiosa si es contemporánea como si es heredada, música siempre "en una sociedad que la consume pero no la estima".

Diego escribe como si tocara y suenan las palabras inteligentes y cariñosas de su maestro Soler. 



Sigue una recreación en torno a un texto de Maurice Blanchot. Unas notas majestuosas, la luz, "el lenguaje era esa luz". "Tan solo el tacto era capaz de susurrarle algo que la estremecía sin quebrarla". "Las  palabras nacían"."La luz las cortaba y las pulía con agua". 



Ahora escribe de dolor, desolación y miseria. "El círculo", una película de Jafar Panahi, la vida de unas mujeres en Irán, miedo. Y el terremoto de Bam con cincuenta mil víctimas mortales y una antigua fortaleza que se derrumba.



El jueves 8 de enero,  la amistad y la poesía van de la mano. Luis Ángel Lobato le lee unos poemas "magníficos" de su nuevo libro. Palabras que respiran y rompen un poco el mundo dentro del mundo en que se atrinchera el amigo Luis.

¡Qué diferente el viernes 9 de enero! "La oscuridad entra reptando por los cristales", sombras,"voz grave y enferma", caverna, apariencia, Platón tal vez, nada es lo que parece. Se resguarda del frío y recoge los periódicos amontonados. "Las vitrinas estallan". ¿Por qué? ¿Qué pasa aquí? 


Sombras

Bach acude solícito con "El clave bien temperado". Lee en Bataille que "la muerte nada enseña", no podemos aprovechar sus enseñanzas. Es de noche y tiene miedo. ¿Será posible huir? ¿Como en "El ojo vivo" de Jean Starobinski'? 

El domingo 10 busca un refugio en André Guide que escribió en su diario: "Siento mil identidades en mí, pero no puedo resignarme a no querer ser más que una". La inquietud del que no se resigna, no la inconsciencia de los veintidós años. Una visión polifónica de la vida que "conlleva una angustia permanente". 

El maestro acude:

"Pero Josep Soler nos ha enseñado...que el arte es un medio de aumentar el nivel de angustia". Una angustia necesaria para el artista, "pórtico a la obra de arte". No es neurosis ni sublimación de la misma, es considerar que "el consuelo del dolor es más dolor". ¡Terrible conclusión la de Josep! Porque que en un mundo perfecto no existiría el arte, "nostalgia del paraíso". 

El escritor une esa idea con lo que escribió Nietzsche con apenas catorce años.

"una característica singular del corazón humano es que, si sufrimos una gran pérdida, en vez de esforzarnos por olvidar, tratamos de pensar en ello, lo más a menudo posible, como si en el continuo relatarnos a nosotros mismos nuestra desgracia lográsemos un verdadero consuelo para nuestro dolor".

A Nietzsche no le faltaba razón y me viene ahora a la memoria un poema de Rosalía de Castro: "No va solo el que llora".

El jueves 15 de enero admira a Lipovetsky y el 16, insomnio.

"El insomnio tiene un sabor a tiempo incinerado".

"...tu vida se esparce por la habitación como una lluvia de ceniza".

Antonio Carvajal, en el prólogo, nos aconseja leer este libro como novela. Yo lo leo como una fusión de poemario y de libro de reflexiones. Seguimos. ¡Y reconozco que me irritó al principio! ¿Este hombre pretendía acaso"ser sublime sin interrupción"? Ya pasó, el intelectual va mostrándose, en un "crescendo", humano, muy humano. 

No, no es un libro para llevarse a la piscina.




Un abrazo de María Ángeles Merino