miércoles, 3 de junio de 2015

"La gratitud" de Fermín Herrero: "Aflicción"

 
"Aflicción"
 
 
Fue un placer soñar al poeta niño que escucha a los alisos y toma la medida del mundo, siempre con los ojos bien abiertos.


Lo dejamos al atardecer, con el lila de los brezos y el fulgor de la sierra solitaria. Un horizonte que da paso a la aflicción.

Leo varias veces los poemas de "Aflicción", con los oídos interiores bien abiertos. Su ritmo es pausado, reflexivo, desengañado. Busco los acentos, las pausas...las piedrecillas en el camino. Construyo mi lectura, la interiorizo, interpreto sentimientos e imágenes, todo a mi manera.

"Busco los acentos, las pausas...las piedrecillas en el camino"
 

Y, ahora que nadie me oye, recito en voz alta. Es mi versión, mi melodía. Me escucho, soy mi público. Porque recuerdo una entrada de "La acequia", de cuando leíamos a Neruda, donde  el profesor Pedro Ojeda, nos animaba a hacerlo, dado que "la poesía es ritmo". 

No sé yo...¿Habré desentrañado bien las claves rítmicas? ¿Habré seguido bien las piedrecillas? ¿Eran esas las que debía seguir?  Fermín Herrero, sin duda, puso un ritmo armónico a sus palabras. Mi lectura sigue mi ritmo, posee su música, la mía...no sé yo.

Recitar



Sentimientos, imágenes. Leo, ahora para dentro. Me recibe el verbo agriar, un verbo con un hiato que corta como cuchillo: agría.

"Cómo me agría todo, de golpe, aun
siendo lo de costumbre..."


Un sabor agrio que invade lo cotidiano. Comprendemos.

"...Conforme comprendía
que el goce y el dolor tienen la misma
naturaleza, son inseparables, no se compensan".



¿Se compensan el goce y el dolor? ¿O son hermanos inseparables?


"...Cómo
he podido conjeturar tanto de los árboles
sin haberme jamás avecinado a sus entrañas
...
...Cómo he podido conmoverme
sin averiguar si en el fondo había algo
o sólo en la corteza lo ilusorio..."


Conjeturamos de los árboles, de los hombres, tal vez de la misma poesía. Nos equivocamos.

"...la torpeza
y el mismo chopo. El mismo chopo. Que es álamo."


El chopo era un álamo. Nos ha engañado la ilusión de su corteza.

Un famoso chopo soriano ¿O es un álamo?


"De qué le vale a un hombre haber arrinconado
sus pesares, pedirle cuentas a la congoja para
salvaguardar su regocijo, hacer ceniza de cualquier
deseo, en fin, tirar de la niñez hasta volverse
boca, palabra, canto, poner en cada cosa
los ojos de chiquillo, verter su asombro...


"...poner en cada cosa los ojos de chiquillo, verter su asombro..."

¿Y si arrinconamos nuestros pesares?
¿Y si pedimos cuentas a la congoja?
¿Y si hacemos ceniza de cualquier deseo?
¿Y si nos refugiamos en el niño asombrado que fuimos?

"...De qué
le sirve si al salir de casa estuvo a punto
 de pisar tres gurriatos, caídos del tejado, todavía
en chichotas, latiendo, despanzurrados contra el suelo."

Nos detenemos, cuidado, que pisamos a tres "gurriatos...todavía en chichotas". Las palabras campesinas caídas en desuso son más contundentes. Todavía late su pequeño corazón, en su cuerpo "despanzurrado". No hay remedio.


"...Y oye el canto de la perdiz. Y se pregunta."

Oímos el reclamo de la vida. Nos preguntamos, no hay respuesta.

"...Ninguna muerte mía
aún y sin embargo están doblando
las campanas aquellos días sin resuello
porque ya quema el tiempo, aniquila."

Las campanas no dan tregua.


"Camina muy despacio y en cada verso
se silencia porque no encuentra a nadie
que responda.."

...Empieza a andar de nuevo, hormigas, las hormigas."

Sólo hormigas. Silencio. ¿Quiénes son las hormigas?


"En medio del embalse vigila la espadaña
con aire de derrumbe. El agua sube por los sardones
los arbustos parecen emerger de lo líquido..."

El agua nos cubre, no sabemos cuánto nos anega.

 
"...el río baja muy revuelto
cuando ayer mismo limpio venía, quedo
me hablaba, como no queriendo. La de veces
que le habré oído solo, completamente solo, después
de las tormentas...El corazón se aprieta una miaja
..."
 
Se revuelve, pero resiste en solitario a todas las tormentas. Una miaja.
 
 
 
Sol, acebal, ventarrón, bardera de nubes, barbechos, rebollares de la dehesa, chaparrales, chaparrales, sotillo, cañadas, tesos, barranqueras y roturos, risqueras, herbazales, tolmo, jaral, currucas y tordillos, aguilucho, torzuelo, uñagatas y mielgas, aliagas, tobas y romero. "...Nada".
 
¿Nada? ¿Todas esas hermosas palabras? ¿Estás seguro, Fermín?
 
"...Nada. Puede
que sea mi carencia su sentido"
 
 
"...Al pararme a pensar
de cuanto tuve sólo conservo su inconstancia."
 
Olvidar, sólo el transcurso es nuestra recompensa. No hay antes ni después, ahora.
 
"...En mí hablan muy despacio
las mujeres..."
 
"...como cuando el mar nos devuelve
la solidez del útero..."
 
"...aunque era largo
el sabor de la fruta verde. Cuántos años."
 
Mujer, solidez, mar, útero y el sabor de la fruta verde.
 
 
"En la quietud del pueblo está nevando. Qué tardía
su templanza, cuánto habría necesitado
escuchar a la nieve en mi mocedad..."
 
Nadie escucha la nieve en mocedad. No hay tiempo ni oídos para ello.
 
 
"...iré del rencor al desánimo hasta
que no esté para nadie. Me temo que no lograré
evitar la amargura cuando decaiga y envejezca."
 
Pero "uno se hace a todo".
 
 
"En la luna de agosto muerta
la golondrina, la primera. Un viento
oscuro, no mirar, no volver a mirar
si ya no puedes darle hálito, dejar
de lado la aflicción..."
 
 
¿Qué hacer cuando llegue el viento oscuro?
 
"En su regazo, bajo la luna llena
seguir imperturbable, ante lo atroz juntar
la nieve, hacerse niño en la rosa final"
 
 
Dejamos de lado la "Aflicción". De la mano del poeta vamos a "Razón de ser".
 
Un abrazo de María Ángeles Merino
 

Los versos en naranja están tomados de "La gratitud", Fermín Herrero, colección Visor de Poesía, VISOR LIBROS, ISBN 978-84-9895-878-2014.

5 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Y luego dices qué no, que la poesía te cuesta, pero si has hecho un poema en tus comentarios. Me gusta y mucho.

Besos

Kety dijo...

Como dice Luz, has hecho una poesía paralela a la de Fermín herrero. "Tanto monta, monta tanto"

Un abrazo, poeta.

Bertha dijo...

Mª Angeles, no se como recitaras...?.Pero si, que se, lo bien que explicas y el ritmo que le das a esta bella poesía.

Un abrazo muchas gracias por estos momentos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Aciertas con el tono de esta entrada: el ritmo te ha llevado, en efecto, hacia esa oscilación entre extremos en busca de la esencia.

Pamisola dijo...

Ya veo que no pierdes comba, esta vez no he puesto mucho interés, pero veo que tú eres una trabajadora incansable.

Besos, Mª Ángeles.