miércoles, 10 de septiembre de 2014

Cruz de prólogos por un hidalgo manchego. Y otro más que me inventé.

Quijote avellanado



Llegó septiembre, los blogs van desperezándose y en "La acequia"comenzamos una  aventura lectora muy especial.  Porque, acostumbrados a leer obras con aureola de santidad, nos disponemos  a comentar una novela largamente denostada: el Quijote apócrifo, el firmado por Alonso Fernández de Avellaneda. ¡El Avellaneda! 

El Quijote malo frente al bueno, el auténtico, el legítimo, el de Cervantes. Un copión, un usurpador, un ladrón que bebió de fuente ajena, así lo aprendimos en las aulas. 

Una imagen negativa que aún persiste y lo compruebo. Porque pregunto a una quijotesca y jubilada catedrática de Literatura. "¿Cómo? ¿Que si he leído el Quijote apócrifo? ¡No, por cierto!  Ni en la carrera, ni en la oposición, ni mucho menos en mis clases del instituto...¡El Avellaneda! ¡A quién se le ocurre! ¿En una lectura colectiva? ¿En la UBU?". ¡Tamaña traición a Cervantes! Lo último lo digo yo. 

¡Cielo santo! ¿Cómo empezamos la traición, digo la lectura? Eso no admite dudas, por el prólogo, no nos lo saltemos, como es costumbre... Y, como una buena lectura del Quijote apócrifo no puede perder de vista al cervantino, podríamos empezar echando un vistazo a los tres prólogos. 

¿Tres? ¿Dónde están los tres?  Sí. Tenemos el de la primera parte del Quijote de Cervantes, el prólogo del de Avellaneda y el de la segunda parte del cervantino. Aquí los tenéis y podéis pinchar el enlace para leerlos en su totalidad.

"Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse..."

"Como casi es comedia toda la historia de don Quijote de la Mancha, no puede ni debe ir sin prólogo; y así, sale al principio desta segunda parte de sus hazañas éste, menos cacareado y agresor de sus letores que el que a su primera parte puso Miguel de Cervantes Saavedra, y más humilde que el que segundó en sus Novelas, más satíricas que ejemplares, si bien no poco ingeniosas..."

¡Válame Dios, y con cuánta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre, o quier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Don Quijote; digo de aquel que dicen que se engendró en Tordesillas y nació en Tarragona! ...

Sin duda, los tres constituyen un duelo literario que desciende a lo personal. Una cruz de prólogos por el hidalgo manchego más universal, el que quiso ser caballero andante. Alonso Fernández de Avellaneda, aunque vete a saber cuál era su verdadero nombre o nombres, apunta y da donde más duele a don Miguel de Cervantes. 

¿Viejo? Un privilegio reservado a muy pocos en aquel tiempo. 

¿Manco? Como si hubiera sido en una pelea de taberna en lugar de servir en la mayor ocasión que vieron los siglos, Lepanto, el Turco...su momento de gloria.

Mas llamarle "agresor de sus letores"? ¿Cómo se atreve el deslenguado malandrín? Non fuyades, cobarde y vil criatura, que un solo escritor es el que os acomete.

Cervantes escribe que el lector ilustre no hallará en su prólogo "riñas y vituperios"; mas los sentimientos se abren paso y la pluma se desliza con energía sobre el papel. Ay, que el papel corre el riesgo de romperse. Y la péndola tampoco está para muchos trotes.


Y, por si fueran pocos tres, inventé otro a manera de respuesta. Fue cuando, en la lectura quijotesca de "La acequia", llegó el momento de  comentar el prólogo a la segunda parte del Quijote. Imaginé como don Miguel de Cervantes mostraría vivamente sus sentimientos ante la edición de la avellanada segunda parte del Quijote, tan ajena a su pluma. Tan barroco, tan contrarreformista, tan hiperbólico, tan escatológico, tan lopista, tan, tan...

Y  cometí la travesura de escribir lo que Alonso Fernández de Avellaneda contestaría a Cervantes, algo semejante a esto:

"¡Válame Dios con este Cervantes! Dice que en el prólogo no ha de hallar el lector vituperios. Y diciendo que no lo dice, lo cierto es que me llama “asno, mentecato y atrevido”. Si se llega a decidir a reñirme y vituperarme…

La verdad es que no pude resistir la tentación y coger la pluma. Mi amigo Lope me animó a sacar a don Quijote de su aldea, mira qué aburrido está el buen hidalgo, todo el día contemplando como trajinan el ama y a la sobrina, mientras su lanza se cubre de orín. Sácale de allí y obtendrás más fama que el viejo Cervantes. ¿No niega él mismo su autoría? ¿No dice que fue ese Cide Hamete quien escribió el Quijote desde el capítulo IX en adelante?

Dice que con mi pan me lo coma, con pan candeal y alguna tajada de corderito lechal y con frutas de sartén ¡Faltaría más!

Se me fue la mano llamándole viejo, algo que no está en nuestra mano detener. Tiene razón, los años suelen mejorar el entendimiento, siempre que no se cumplan demasiados…y ya se está acercando a los setenta. Es afortunado, un viejo soldado que no ha visto su vida segada por el morbo gálico, las cuartanas o unas calenturas pestilentes.

Y, en cuanto a lo de manco, qué orgullo el motivado por sus heridas o por su gloriosa manquedad, originada en “en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”. ¡Para lo que sirvió la batalla de Lepanto! Sólo tres años después, en 1574, Túnez y la Goleta cayeron en poder de los turcos.

Lo califiqué de envidioso y él confiesa poseer sólo envidia santa; mas seguidamente dice de cierto sacerdote, del cual no sólo admira el ingenio y las obras sino también “la ocupación continua y virtuosa”. Como todos saben que del “Fénix de los Ingenios” se trata, todos entienden la burla, que mi buen amigo Lope pecador es, y muy conocidos sus pecados, y calificarlo de virtuoso…




¿Tenía Cervantes pelusa?

Le manifesté mi opinión acerca de sus novelas, más satíricas que ejemplares, a mi juicio. Son buenas pero censuran sin servir de ejemplo…Y él, apuntándose una alabanza, volvió el sentido de la palabra “satíricas”, yendo a su significado primero de “variadas”. Y, en cuanto, a lo de ejemplares, él sabrá lo que quiso decir con ese título.

¡Y dice que se contiene!¡Y que debo tener una gran aflición pues escondo mi nombre y mi patria. Afligido no me hallo, mas tuve mis razones para mentir; ni Alonso, ni Avellaneda ni tordesillano…traidor jamás. Todos conocemos a nuestro Alonso tan seco y avellanado.

¡Tentación! La puerta se quedó abierta, el libro terminaba "con esperanza de la tercera salida de don Quijote". Cuando tuve ante mis ojos ese verso extraído del “Orlando furioso”, el que dice: "Quizá otro cantará con mejor plectro”, pensé que me señalaba a mí. ¡Fama y dinero!

¿Qué me quiere decir con los cuentecitos de perros y locos? ¿Mi labor sólo ha sido hinchar una obra ya escrita? ¿He dejado caer una losa sobre su libro? ¿Me está amenazando?

En cuanto a las ganancias, si hay para los dos, miel sobre hojuelas. Me place que el teatro y la perendenga saquen de la pobreza a Cervantes, junto con el de la triste Figura. Y los dos príncipes que, por su bondad le favorecen, el conde de Lemos y el ilustrísimo de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas. ¡Sin adulación y sin aplauso! ¡Favorecido por los altos y nobles espíritus!

Veamos la dedicatoria que escribe para el de Lemos. A juzgar por sus palabras, se ha visto obligado a encaminar, a toda prisa, a su don Quijote, para aliviarse de las nauseas que mi don Quijote le ha producido. ¡A mí me causa hámago leer el cuento ése del emperador de la China! Lo confiesa, está enfermo y “muy sin dineros”; aunque el conde lo sustente y lo ampare. No lo dudo, no, amigo Cervantes, que ciertamente conoces mi nombre…

En cuatro meses tendrá lo de Persiles y Segismunda, y besa las manos, los pies , lo que haya que besar. Criado de Vuestra Excelencia, así concluyes la dedicatoria, Miguel. Dices bien…

Firmado por ése que tú conoces tan bien, amigo de ése que tanto envidias.

Tomado del blog "La arañita campeña", del día 5 de junio de 2009, de la entrada titulada "Avellaneda dijo que Cervantes tenía pelusa de Lope", entrada que a su vez es :

Comentario al prólogo y dedicatoria de la segunda parte del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada titulada "A golpes de indignación y mecenazgo (Prólogo y Dedicatoria de la Segunda parte)", correspondiente al día 4 de junio de 2009.

La semana que viene me prepararé para el camino de Zaragoza con un don Quijote y un Sancho distintos. Será en su pueblo de Argamasilla, Avellaneda sí quiso acordarse. 

Chirría un poco la lectura, cuesta...Aunque las comparaciones sean odiosas...Pedro Ojeda nos dará las claves para un largo camino. Primero hacia Zaragoza. Luego hacia la corte de Madrid, pasando por la inevitable venta de Alcalá de Henares.

Un abrazo de María Ángeles Merino Moya

Mis comentarios al Quijote de Cervantes, en orden y capítulo por capítulo, podéis encontrarlos en un blog que los está recopilando, en orden: "Leemos el Quijote". Voy por el 2.38. En breve, estarán todos, también los prólogos, por supuesto.

http://leemoselquijote.blogspot.com.es/2014/06/avellaneda-dijo-que-cervantes-tenia.html

6 comentarios:

Pamisola dijo...

Mª Ángeles, me da vértigo la marcha que llevas.
Procuraré estar alerta cuando llegues a la venta de Alcalá de Henares, por si nos vemos, y echamos unas parrafadas. (No conozco el de Avellaneda, y creo que por aquí todos son más de Cervantes ;)

Besos.

María Pilar dijo...

Mª Ángeles, buenísimo ejercicio el tuyo, ameno, ingenioso y con gran conocimiento del momento que tratas.
Un elace me ha llevado a otro y de verad que he disfrutado.
Un abrazo.

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Cervantes, capaz de crear un personaje como Don Quijote, no podía sentir envidia de nadie, aunque no le acompañara la buena suerte.
Qué maravilloso prólogo -de la segunda parte-, al lector:
[...]«Bien sé lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama»
[...] “Quizá de esta suerte le podrá acontecer a este historiador: que no se atreverá a soltar más la presa de su ingenio en libros que, en siendo malos, son más duros que las peñas.”
El tono, tan diferente de Don Miguel de Cervantes y “la dureza” del plagiador.
Y cuánta elegancia e inteligencia en la Dedicatoria al conde de Lemos, y en la despedida y firma con la palabra: CRIADO.

Un abrazo

DORCA´S LIBRARY dijo...

Hola Mª Angeles:
Quiero que sepas que suelo leer alguno de los comentarios que haces de las lecturas de la tertulia. Es como asistir a una clase de literatura vía Internet, pero amenizada por la pasión que le pones.
Cuando te leo me doy cuenta que yo estoy en "pañales" en esto de las lecturas.
Ya te confesé que no he llegado a leerme entero El Quijote de Cervantes, pero éste de Avellaneda me atrae más. Porque nadie ha intentado convencerme de que debo leerlo, y porque el hecho de que haya creado una cierta polémica, me lo hace en principio más atractivo.
Así somos los humanos.
Enhorabuena, Ángeles por lo bien que lo haces.
Un abrazo.

Ele Bergón dijo...

Lo intento otra vez

Me parece muy buena esta idea tuya de contestar con la voz del Avellaneda a Cetvantes
Se podrîa crear una comunicación epistolar entre los dos.
Si Cervantes sabía quién era el autor de este Qujote que estamos leyendo ?por qué no nos dijo? Es otro de sus juegos con el lector?
Me encanta la foto del Quijote avellanafo

Besos

Paco Cuesta dijo...

Como siempre empiezas con fuerza y lo que es mejor: continuas con tanta o más Gracias por el comienzo . Besos