lunes, 30 de enero de 2012

Tercer aniversario del "Manifiesto por la solidaridad"



Un año más recordamos la necesidad de publicar el Manifiesto por la solidaridad, al que "La arañita campeña" se adhiere. Ojala que el sueño continúe, se lo recordaremos al mundo todos los años. Gracias a todos.


QUIENES SOMOS:

Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.

Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.

Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.

A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:

Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.

LES MANIFESTAMOS:

1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.

2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.

3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.

4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.

5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.

POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:

1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.

2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.

3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.

4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.

5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.

6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.

Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad, para que se construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2012

jueves, 26 de enero de 2012

"Sonata de primavera": " Dios me perdonará si prefiero este palacio, con sus cinco doncellas encantadas, a los graves teólogos del Colegio Clementino"




Comentario a mi lectura de las páginas 30 - 38 de "Sonata de primavera, de Valle Inclán, colección Austral. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.


Amor y muerte, la cara y la cruz en las sonatas de Valle Inclán. ¿ Historias de amor salpicadas de muerte? ¿Historias de muerte entreveradas de amor? ¿Cuál de los dos ingredientes pesa más?

Concha, "Sonata de otoño", ama desesperadamente a un paso de la sepultura.



La Niña Chole,  "Sonata de estío", ama y juega con la vida ajena, la del liberto arrojado a los tiburones por unas míseras monedas. También arriesga la propia, exponiéndose a las iras del General Bermúdez.
Tostón

El de Bradomín conoce a María  Rosario, "Sonata de primavera", en un entorno de fúnebres protocolos, donde agoniza su tío, Monseñor Gaetani. Allí recibe él la sonrisa de sus ojos y la "nube de vaga tristeza" le cubre el alma. Si no es amor, es algo que se le parece. Y una terrible escena de muerte espera agazapada tras estas primeras páginas, esa no la voy a contar hoy.



Recordamos. El joven marqués es requerido, como "enviado de Su Santidad", por el prelado moribundo. Entra en su silenciosa cámara. Le observan unos ojos vidriosos, una mano cae con un garabato de bendición, una lágrima resbala " lenta y angustiosa por la mejilla". Sólo se oye "el resuello de su respiración".



Al fin, consigue ofrecer el discurso "edificante", el propio de un obispo a la hora de la muerte.  Dios no le abandona y  le muestra lo poco que valen las cosas de este mundo. Aunque le cerquen "las sombras de la Eternidad", su alma se ilumina con la Gracia.

 




Le faltan las fuerzas, cierra los ojos, suda, llora. El de Bradomín va a retirarse ; pero  Monseñor se alza "con supremo esfuerzo" y lo reclama. Ha de escuchar su confesión, para llevársela al Santo Padre. Sacrílego confesor.



 Los "familiares", ñoños y sobreactuados,  le rodean aparentando "gran pesadumbre" y parecen "de antemano edificados" por lo que van a oír.

Por fin, con voz ronca, se acusa del pecado de orgullo,  llegó a pensar que algún día podría "regir a la Cristiandad". Y de chantajear a la Divinidad porque, cuando  le llegan noticias alarmantes sobre la salud del Papá, ruega  a Dios que reserve "aquella vida preciosa porque, segada en más lejanos días, pudiera serme propicia su muerte". Sólo era cuestión de fechas.

Pío Nono

Calla, se queda rígido y entra en un reposo que causa horror. Ahora los que le rodean permanecen arrodillados e inmóviles, "edificados por aquellos devotos escrúpulos que torturaban el alma cándida del prelado". El marqués se duerme; cansado por el viaje, mecido por los rezos, el sollozo de una fuente y los cantos lánguidos de unas niñas que juegan a la rueda. Porque la vida sigue.




Al salir de la cámara, un viejo mayordomo le espera en la puerta, la princesa Gaetani le envía para mostrarle sus habitaciones. Al marqués le gusta la idea de alojarse allí, se estremece de gusto recordando a las cinco primaverales hermanitas; pero se resiste hipócritamente. Ya tiene alojamiento en el Clementino...

No, no desea contrariar a la princesa y añade algo que hace dudar al mayordomo de su cordura:

" Dios me perdonará si prefiero este palacio, con sus cinco doncellas encantadas, a los graves teólogos del Colegio Clementino"

Polonio se muerde la lengua; pero los de su oficio han de ser prudentes. Sonríe y anda de puntillas. Con voz misteriosa habla de lo suyo: pocas esperanzas hay, le tiene ofrecida una novena, Monseñor le había prometido llevarle a Roma, no lo quiso Dios.




Entran en una cámara honda y silenciosa, semejante a la mortuoria de Monseñor. Observa los cuadros, lienzos de la escuela florentina, de temas bíblicos. Polonio, con su "vaga sonrisa doctoral", está deseando hablar de pintura, tema que le entusiasma. Tal vez sean  de Andrea del Sarto, Rafael o , por qué no, del divino Leonardo da Vinci. El marqués le toma el pelo fingiendo ignorancia pictórica.

Judith (Rafael)

El mayordomo se despide, el marqués duerme hasta la caída de la tarde y se despierta soñando con María Rosario.

Se asoma  a una terraza que da al jardín.  Las fuentes  le hablan de amor, "un hálito de primavera le sube al rostro ". "Aquel viejo jardín de mirtos y de laureles mostrábase bajo el sol poniente lleno de gracia gentílica". ¿Qué pasa aquí?

Nota: Podéis leer "Sonata de primavera" aquí.


Son las cinco hermanas, "caminando por los tortuosos senderos de un laberinto", "con las faldas llenas de rosas, como en una fábula antigua". La rosa es, sin duda, la flor emblemática de la sonatas.



A lo lejos, el mar Tirreno completa un cuadro de colores y de músicas: velas como de ámbar, "dorada arena", olas mansas, "son" de las caracolas de los pescadores, "ronco canto del mar".

Estudio para un cuadro (Sorolla)

Todo sintoniza con "la fragancia de aquel jardín antiguo donde las cinco hermanas se contaban sus sueños juveniles, a la sombra de los rosáceos laureles". Sentadas en un banco, componen sus ramos de rosas.
"Elena entre rosas", Sorolla.

Se posa una paloma en el hombro de María Rosario. El joven Bradomín ve una alegoría "en aquel cándido suceso". ¿El Espíritu Santo eligiendo a su preferida?

Espíritu Santo

En la aldea, tocan a fiesta, sale la procesión. Imágenes en sus andas, mantos bordados, "rojos pendones" que flamean victoriosos.

Procesión en Pardilla (Burgos)

Se arrodillan, muy piadosas, sobre la "yerba", con las manos juntas, llenas de rosas. Cándida imagen, diría el de Bradomín.



Cantan los mirlos y " sus cantos se respondían encadenándose en un ritmo remoto como las olas del mar". Sinfonía de mirlos y olas.



Danzan las rosas, las albas manos y los rayos de sol :

" entre la púrpura de las rosas revoloteaban como albas palomas sus manos y los rayos del sol que pasaban a través del follaje, temblaban en ellas como místicos haces encendidos".

 



Tritones y sirenas de la fuente toman vida:" borboteaban su risa quimérica, y las aguas de plata corrían con juvenil murmullo por las barbas limosas de los viejos monstruos marinos que se inclinaban para besar a las sirenas, presas en sus brazos".

Foto que dediqué  a Aldabra y ella puso en su blog.

Vuelven al Palacio estas " princesas encantadas que acarician un mismo ensueño". Voces y risas. En los laureles queda colgada  "la onda primaveral de sus risas".



Salón dorado y femenino, el de la Princesa. Cuando el marqués entra, ya están las luces encendidas.


Salón rococó

 El Colegial Mayor, "ojos llenos de fuego", conversa con las señoras que componen la tertulia. Al verle, le saluda ceremoniosamente "en nombre de todo el Colegio Clementino".

Monseñor Antonelli, un sabio, un santo, un filósofo...¡Qué desgracia Monseñor Gaetani! Sólo un milagro...Silencio. ¡Qué poco le interesa todo esto al Señor Capitán de la Guardia Noble!


En el otro extremo del salón, las "princesas encantadas" bordan un paño litúrgico en  tisú de seda, "las cinco sentadas en rueda". Hablan en voz baja, sonríen. Sólo María Rosario permanece silenciosa y borda "lentamente como si soñase".

El hilo de oro tiembla en las agujas. Nacen rosas y lirios bajo sus dedos.


El arte del bordado en oro

Resuenan tres aldabadas, la Princesa palidece.



Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:


María Ángeles Merino
 
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
 

sábado, 21 de enero de 2012

Y hoy os presentamos a Kuro

Andaba la Mosca de este blog a mediodía paseando con Shiro, y nos hemos encontrado con otro perro. Shiro se ha puesto a jugar con él, y no quería andar. El perro no era callejero, estaba un poco sucio, pero se le veía casero. Así pensé que el dueño andaría cerca. Pero allí no había nadie.

- Ya se irá a su casa - pensé, pues en un pueblo, es habitual que los perros anden sueltos y vayan y vengan a su antojo. Pero una vez conseguí seguir andando con Shiro, el perro nos siguió.

El perro es muy mimoso, y no tiene mal aspecto. De estar abandonado, debe llevar muy poco tiempo. Por la tarde hemos salido la Arañita, yo, Shiro, y al que de momento hemos llamado Kuro. Si alguien se pregunta que por qué ese nombre, Shiro es un perro con pelaje clarito, y su nombre significa "blanco" en japonés. Kuro es un perro de pelaje negro, y eso es lo que significa su nombre en japonés. En este pueblo, ya conocemos dos o tres "Yakis", y por lo visto, nosotros no somos de ponerles nombres comunes a los perros.

Hemos conseguido hablar con la Guardia Civil, pero no tenían constancia de ningún perro perdido, ni tenían lector de chips. Así que vamos a tener que acogerle al menos hasta el Lunes, para que en el ayuntamiento le lean el chip, y ver si podemos localizar al dueño. Eso, si lo lleva, porque al tacto, no le hemos notado el chip.



Y mientras, Suri anda medio mosqueada. Ya os contaremos como acaba la historia.

Epílogo



Pues ya tenemos desenlace de la historia. Kuro se llama Hugo. Hoy nos ha llamado la Guardia Civil porque el dueño ha ido por allí a preguntar, y nosotros habíamos dejado nuestros datos de contacto.

Hugo se había escapado ayer sobre las 12 de la mañana de su casa. Yo me le encontré a eso de las 2. El hombre andaba buscándole, y al parecer, ayer por la tarde mientras le dábamos una vuelta por el parque forestal, este hombre nos vio de lejos, pero no se acercó a preguntarnos. Suponía que sería un perro nuestro, y que el suyo estaría suelto por ahí.

Pues nada, que hemos tenido a Kuro/Hugo un día, y ya está en su casa. Además, por lo visto hay una niña de pocos años que también le echaba de menos.

Y fueron felices, y comieron perdices.

jueves, 19 de enero de 2012

"Sonata de primavera": "creo que además de sus labios me sonrieron sus ojos".


Comentario a mi lectura de las páginas 23 - 29 de "Sonata de primavera", de Valle Inclán (colección Austral). Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.


En la tropical "Sonata de estío", nos despedimos del marqués de Bradomín en su hacienda mexicana, tras la travesía del desierto, gozando de su morbosa reconciliación con la Niña Chole. Congelada en el tiempo,"Niña"para siempre, no sabremos nada de ella, su personaje acaba ahí.

Comenzamos a leer "Sonata de primavera". Encontramos a un Bradomín jovencísimo que viaja en una silla de postas, desde Roma hasta una ciudad que el escritor bautiza como Ligura, a través de una campiña italiana, típicamente mediterránea. Todavía no hay enamorada alguna a la vista, mas no tardará.

Silla de postas


Sale de Roma, por  la Muralla Aureliana , a través de la llamada Puerta Salaria.

Porta Salaria
 No, no la busquéis en las guías de turismo, fue demolida en 1921. En su lugar, encontraréis la denominada Piazza Fiume.

Anochece y cruza una "campiña llena de misterio y de rumores lejanos". Vides, olivos, "acueductos ruinosos" y colinas con "la graciosa ondulación de los senos femeninos".

"Colinas con la graciosa ondulación de los senos femeninos", como estos "Cerrillos" de Pardilla. Foto Ele Bergón.

Sobre una vieja calzada romana, las mulas sacuden "pesadamente las colleras".


El golpe desigual de los cascabeles "despierta un eco en los floridos olivares". Cascabeles resonando entre ramas florecidas. Música imposible, sólo un "artífice" como Valle Inclán sabe jugar así con las palabras y con los sentidos.

Flor del olivo

Contempla  antiguos sepulcros en la orilla del camino y  "mustios cipreses" que dejan caer "su sombra venerable". 

Mustio ciprés
Tiene los "ojos fatigados de mirar en la noche", se queda dormido.



 Entumecido y con frío, despierta casi al amanecer, con una "luna ya muy pálida".



Cantan los "madrugueros gallos" y el arroyo se despierta con un "murmullo bullente".



A lo lejos, almenados muros, negros y sombríos; es la vieja, noble y piadosa ciudad de Ligura. Al entrar en ella, las lentas mulas rompen el silencio con su cascabeleo. Soledad y  abandono:

 "...el cascabeleo de las mulas hallaba un eco burlón, casi sacrílego, en las calles desiertas donde crecía la yerba"

De aquí

Viejas acurrucadas a la puerta de una iglesia, campanas que tocan a misa del alba, caserones, conventos y " una calle antigua, enlosada y resonante".  Le distrae el revoloteo de los gorriones, un farol agonizante ilumina una hornacina donde una Madonna  muestra un pez al Niño. Se detiene, está a las puertas del Colegio Clementino.

Colegio Clementino

El de Bradomín, como guardia noble ha de llevar el capelo cardenalicio, un sombrero rojo y con borlas, a "un varón lleno de evangélicas virtudes y de ciencia teológica"; nada menos que Monseñor Estefano Gaetani, de la familia de los Príncipes Gaetani, obispo y rector del Colegio Clementino.


Capelo cardenalicio

 Una "alta misión" con que el Papa ha querido honrar sus "juveniles años". Conociendo, como ya  conocemos al personaje,  dudamos de la sinceridad con que proclama la importancia de la labor encomendada, así como de las virtudes y la ciencia teológica del monseñor.

El viejo marqués recuerda y se ríe de sí mismo. Sin duda el Papa le encomendó tan importante labor por la altura de su linaje. Y presume de ser descendiente de un  príncipe "envenenado por la famosa comedianta Simoneta la Cortticelli".

Pero algo va a torcer la nobilísima misión del joven Bradomín. A su llegada, dos bedeles corren a su encuentro para comunicarle, entre lloros y suspiros, que "nuestro amantísimo padre", monseñor Gaetani, está en trance de muerte, tras sufrir un accidente.

"Allá en el fondo del claustro resonaba un campanilleo argentino, grave, litúrgico". Llevan el viático para Monseñor.

Comienzan a desfilar humanistas y teólogos, doctores y bachilleres, es una larga procesión. Rezan "con sordo rumor". Manos cruzadas, birretas sobre el pecho, becas que barren las losas. Salen por un arco. El de Bradomín los mira pasar arrodillado. Ellos también  miran, su manto de guardia noble pregona quién es. Se incorpora al cortejo.

Una plaza solitaria. Un palacio con todas las ventanas iluminadas. Entran en él, los rezos se hacen más graves y "el argentino son de la campanilla revoloteaba glorioso sobre las voces apagadas y contritas". Ahora la campanilla ha cambiado el registro.


La cámara donde agoniza Monseñor Gaetani está sumida en "religiosa oscuridad". El noble prelado yace con los ojos cerrados y la cabeza hundida en la almohada. Yace ya tan pétreo como una estatua:

"...su corvo perfil de patricio romano destacábase en la penumbra inmóvil, blanco, sepulcral, como el perfil de las estatuas yacentes".

Sepulcro del cardenal Tavera (Toledo)

Allá, en el fondo de la estancia, reza arrodillada la Princesa Gaetani, cuñada del moribundo, con sus cinco hijas. Mujeres bellas, el guardia noble de Su Santidad ya se siente en su elemento, después de tantos graves varones.

Hermosa, blanca, rubia, con la boca muy roja, "las manos como nieve, dorados los ojos y dorado el cabello". Belleza de poeta. Así es "todavía" la Princesa. Recuerda a María de Médici, pintada por Rubens. Ella le mira, él le mira.

María de Médici

La cabeza de Monseñor, tras recibir el viático y la comunión, cae desfallecida. Sus labios balbucean latines "fervorosos y torpes". El cortejo se retira.

Porta viático

La Princesa desea hablarle. Se acerca y le besa la mano. Ella se lamenta de la triste ocasión en que vuelve a verle. Esa voz despierta en su alma un mundo de recuerdos infantiles. De niño, le tuvo en su regazo. Murmura indeciso, esa voz...De pronto, "en el dorado misterio de sus ojos" adivina quién es.


La Princesa sonríe "tristemente recordando su juventud". Le presenta a sus hijas: María del Rosario, María del Carmen, María del Pilar, María de la Soledad y María de las Nieves.


De aquí

La mayor tiene veinte años, la menor sólo cinco. Todas " bellas y gentiles". María del Rosario es pálida, "con los ojos negros, llenos de luz ardiente y lánguida". Las demás , como su madre, tienen "dorados los ojos y el cabello".

Las cinco se retiran con una sonrisa "a la vez tímida y amable". María del Rosario sale la última. El viejo marqués cree que "además de sus labios me sonrieron sus ojos, pero han pasado tantos años, que no puedo asegurarlo". Recuerda, sin embargo, que "una nube de vaga tristeza me cubría el alma". ¿Amor?

"¡Son tan bellas como su madre!" exclama el marqués y la Princesa contesta tajantemente: "Son muy buenas y eso vale más".


El marqués no hace objeción alguna. Su opinión al respecto , bastante misógina, es que "la bondad de las mujeres es todavía más efímera que su hermosura".


La Princesa le previene: "María Rosario entrará en un convento dentro de pocos días".



Al de Bradomín le parece "una separación tan cruel como la muerte!". La Princesa le interrumpe para dar su terrible opinión:

"Sin duda que es un dolor muy grande, pero también es un consuelo saber que las tentaciones y los riesgos del mundo no existen para ese ser querido. Si todas mis hijas entrasen en un convento, yo las seguiría feliz... Desgraciadamente no son todas como María Rosario!"

"La llama de un fanatismo trágico y sombrío",
eso ve nuestro protagonista en los ojos de la Princesa.

Monseñor desea hablar con el enviado de Su Santidad, aquí lo dejamos.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


(Podéis leer "Sonata de primavera" pinchando  aquí.)



Pedro Ojeda dice en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino comenta el inicio de Sonata de primavera. No dejéis de apreciar las ilustraciones y las aclaraciones que hace al respecto sobre algunos lugares mencionados en la acción."

miércoles, 11 de enero de 2012

"Sonata de estío": "no eres la Marquesa de Bradomín".

Bosque de palmeras

Comentario a mi lectura de las páginas 160 - 175 de la "Sonata de estío", de Valle Inclán. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Retomo mi lectura donde la dejé. La Niña Chole alarga la mano al marqués, "para correr unidos". Salgo, salen, de un bosque de palmeras. Damos, dan, vista a una tablada "tumultuosa". ¿Tablada? La RAE me indica que es un lugar donde se reúne al ganado. Ahora me explico el ruido, tanto de animales como de seres humanos. Ni siquiera la llanura puede con su alma y  parece jadear ante el "eco retozón de los cencerros", las "apuestas y decires chalanescos" y el "marcial y fanfarrón estrépito de trotes y de colleras, de fustas y de bocados".



Se ven rodeados de una "monstruosa turba de lisiados", compuesta por "ciegos y tullidos, enanos y lazarados". El marqués y la Niña les arrojan monedas para quitárselos de encima y contemplan con desprecio, sin ninguna empatía, la desesperada lucha por atraparlas:

"... nos acosaban, nos perseguían, rodando bajo las patas de los caballos, corriendo a rastras por el camino, entre aullidos y oraciones, con las llagas llenas de polvo, con las canillas echadas a la espalda, secas, desmedradas, horribles. Se enracimaban golpeándose en los hombros, arrancándose los chapeos, gateando la moneda que les arrojábamos al paso."


Estas líneas, tan tremendas,  me llevan  a Mari Gaila, la de "Divinas palabras". aunque ella difícilmente podría participar en esa "astrosa turba", con su Laureaniño a cuestas.

Mari Gaila con Laureaniño (Vilanova de Arousa)

Llegan al jacal de un liberto negro. Su mujer fue doncella de la Niña Chole y se deshace en amabilidades serviles. Les hacen sentar y ellos se quedan de pie. Se miran y comienzan a contarles a la vez lo de unas lindas potricas blancas que tiene un jarocho, algo se traen entre manos. La Niña es caprichosa, quiere verlas, va a salir. No, le dicen, que "está muy calurosa la sazón". Irá el marqués con el antiguo esclavo.
Jacal
El liberto le sigue entre la multitud.  Le cuenta una y otra vez las infidelidades de su esposa: "¡Ella toda la vida con hombres, amito! ¡Una perdición!... ¡Y no es con blancos, niño! ¡Ay, amito, no es con blancos!... A la gran chiva se le da todo por los morenos". No le duele la afrenta de hacerle cornudo, le duele la baja elección que su mujer hace. El viejo marqués añade, con sorna, que Saint Simon lo alabaría...

Recorre toda la feria junto al "cornudo consentido". Criollos que beben y cantan, guitarras españolas, lamentos de
guajiras, mercaderes chinos; mas ni rastro de las jacas blancas. La que sí aparece por allí es la Niña; se aburría y ha salido, estuvo apostando en un reñidero de gallos y perdió.
Pelea de gallos
Vuelve la cabeza, señala a un bello y rubio adolescente´como su "acreedor ". Sí, el mismo del barco; aquel príncipe ruso que asía a un grumete por la cinturilla, el que honraba a Hebe y a Ganimedes.
El ruso sonríe y explica:
 "Antes de apostar, esta señora me advirtió que no tenía dinero. Entonces convinimos que cada beso suyo valía cien onzas: Tres besos ha jugado y los tres ha perdido."
"¡Yo pagaré! ¡Yo pagaré!" exclama la Niña Chole.
El marqués, enfadadísimo, convierte  las palabras en látigo : "Esta mujer es mía, y su deuda también." Y se aleja, arrastrándola. Ella murmura bajito: "¡Oh, qué gran señor eres!" Él no contesta, ella llora en silencio y exclama "con un sollozo de pasion infinita": "¡Dios mío! ¡Qué no haría yo por ti!".
Unas avejentadas mujeres indias, venden fruta a la orilla del camino.
"Eran viejas de treinta años, arrugadas y caducas...sus senos negros y colgantes recordaban las orgías de las brujas y de los trasgos. Acurrucadas al borde del camino... medio desnudas, desgreñadas, arrojando maldiciones sobre la multitud, parecían sibilas de algún antiguo culto lúbrico y sangriento."
 ¿Llegará  la Niña Chole a estar así? No hay cuidado, la pasión de un Bradomín se apaga pronto. No, nunca la verá arrugada. En su memoria será eternamente joven.
Llegan al jacal, hay que herrar a un caballo, el marqués grita a un criado. La Niña , asustada, le acaricia la frente "con dedos de hada" y  pregunta zalamera: "¿Serías capaz de matarme si el ruso fuese un hombre?"
Él contesta que no. Tampoco mataría al ruso. ¿Acaso la desprecia? La respuesta no puede ser más cruel: "Es que no eres la Marquesa de Bradomín".
Indecisa, sus labios tiemblan.  Le acaricia los cabellos, tal vez sus dedos consigan el perdón. El de Bradomín se ve a sí mismo como muy indulgente. "Curiosa y perversa", su pecado es femenino y bíblico, el de la mujer de Lot. No, no la convertirá en estatua de sal.
Porque  si ahora la justicia divina es más indulgente, proclama cínicamente, él no va a ser menos. Y murmura sonriente: "no sé qué bebedizo me has dado que todo lo olvido". Ella repone, sonrojándose: "Es porque no soy la Marquesa de Bradomín". Y espera de él una disculpa que no llega, un beso en la mano ya es desagravio... Ella no acepta ese gesto, llora. En el momento de partir, ya va más serena.


En el rojo y polvoriento camino, hay unos jinetes apostados. La Niña Chole reconoce al más fiero, es el temido General Bermúdez, su esposo-padre. Lanza un grito, se arroja a tierra, implora perdón así:
"Vuelven a verte mis ojos!... ¡Mátame, aquí me tienes! ¡Mi rey! ¡Mi rey querido!"

El marqués dice sentirse conmovido al verla asirse de las riendas del jinete, para defenderle. "Desolada y trágica" le ofrece una " postrera muestra de amor". El general se conforma con lanzarle una mirada sañuda. Alza el látigo sobre la Niña Chole y le cruza el rostro. Gime y nos deja de piedra cuando la oímos otra vez lo de : "¡Mi rey querido!"

La alza del suelo y la asienta en la silla. "Como un raptor de los tiempos heroicos", huye lanzando "terribles denuestos".

¿Y qué hace el de Bradomín entre tanto? Pues...nada. "Pálido y mudo" contempla la escena. Y confiesa: "hubiera podido rescatarla , y sin embargo, no lo hice".

Y habla de arrepentimiento; que  la Niña Chole, por hija y por esposa, pertenece al Bermúdez. ¡Obsceno disparate! Y que su pobre corazón se humilla "resignado acatando aquellas dos sagradas potestades." Ahora ironiza con  escrúpulos religiosos. él tan irreverente... ¿Hay alguien  que pueda ver con  benevolencia a  este personaje? 
"Desengañado para siempre del amor y del mundo" galopa con su gente. Atraviesa un paisaje desértico en sintonía con el vacío que lleva dentro, viendo "eternamente en la lejanía el lago del Tixul". Nuestro protagonista expiará su falta...
"Sobre la arena caliente se paseaban los lagartos con caduca y temblona beatitud de faquires centenarios, y el sol caía implacable requemando la tierra estéril que parecía sufrir el castigo de algún oscuro crimen geológico."
Desierto mexicano
Horas y horas de "horizonte blanquecino y calcinado", los párpados pesan, hacen falta ánimos para "espolear el caballo", el "verdeante" Tixul siempre parece estar muy lejos...ya se percibe el "almizclado olor de los cocodrilos", lo cruzan...Es un lago encantado con sus "islas flotantes de gigantescas ninfeas". Acechan los cocodrilos...
Ninfea mexicana
Se pone el sol "entre presagios de tormenta". El terral sopla con furia. Pasan bandadas de buitres. Los relámpagos dan una visión temblona del paisaje. LLueve y las hogueras se agitan o menguan. Está entre "parajes quiméricos de las leyendas penitentes". Ahora le toca penitencia al señor marqués.
Cesa el aguacero. Pasan la noche entre gente extraña, "mitad bandoleros y mitad pastores". La luna deja caer "la tenue sonrisa de su luz". Ladridos, voces de pastores, ovejas, olor a establo, esquilas, fogatas... "el humo de los rústicos y patriarcales sacrificios".
"Entre las lenguas de la llama" ve danzar desnuda a la Niña Chole. Su carne flaca se estremece de celos y de cólera. Está "arrepentido de no haber dado muerte al incestuoso raptor". Llama al indio, han de ponerse en camino, su hacienda de Tixul sólo está a dos horas de camino.
 Llega a sus dominios, le recibe emocionado Brión, el mayordomo,  "un antiguo soldado de Don Carlos, emigrado después de la traición de Vergara" . Se acuesta rendido pero no duerme, el recuerdo de la Niña Chole le desvela, surge "ingrávido, funambulesco, torturador". Ladridos, voces, el galope de un caballo, escopetazos, golpes de azada en el huerto. Lo habrá soñado.

 A la mañana siguiente, Brión le comunica, con los ojos llenos de lágrimas, que han matado al capitán de los "plateados". Secuestraron  a una criolla  y la dejaron desmayada en el camino. Si quiere verla, él la trajo hasta aquí, puede verla en el huerto.

En una hamaca estaba tendida la criolla, al verlo lanza un grito: "¡Mi rey!... ¡Mi rey querido!"

Él le tiende los brazos. Ella le muerde las manos. Muy lentamente, desabrocha su corpiño, destrenza su cabello, se mira en el espejo, sonríe. Se desnuda, se unge con esencias, se tiende, espera:

"Los párpados entornados y palpitantes, la boca siempre sonriente, con aquella sonrisa que un poeta de hoy hubiera llamado estrofa alada de nieve y rosas"

El marqués goza con verla "y con la ciencia profunda, exquisita y sádica de un decadente, quería retardar todas las otras, gozarlas una a una en la quietud sagrada de aquella noche".

Bello escenario. Balcón abierto, "cielo de un azul profundo apenas argentado por la luna", "aromas y susurros" del jardín donde se deshojan las rosas.



"Es la hora nupcial y augusta de la media noche".  La Niña Chole murmura: "¡Dime si hay nada tan dulce como esta reconciliación nuestra!"

Él no contesta, sella su boca con la suya. Ella suspira y le dice: "Tienes que perdonarme. Si hubiésemos estado siempre juntos, ahora no gozaríamos así. Tienes que perdonarme"

Él perdona, sus labios buscan "aquellos labios crueles". Ay, el encanto de las palabras apasionadas y perversas, de la boca que besa y muerde...Nunca se han querido así, la gran llama de la pasión les da " la noble resistencia que los dioses tienen para el placer".

Florecen los besos, "rosas de Alejandría" sobre sus labios, "nardos de Judea" sobre sus senos.

Nardos

La Niña Chole se estremece en delicioso éxtasis. Él ve siempre en sus ojos la traición, no puede ignorar "cuánto cuesta acercarse a los altares de Venus turbulenta". Pero ella aún no sabe
"que el supremo deleite sólo se encuentra tras los abandonos crueles, en las reconciliaciones cobardes". Al de Bradomín le corresponde la gloria de enseñárselo.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino