viernes, 17 de agosto de 2012

"La leyenda de las 300 monjas". ¿Sin nariz?


Seguimos en Palacios de Benaver (Burgos). Después de pasear entre girasoles y campos recién segados, volvemos al monasterio de San Salvador, aquel donde admiramos una magnífica talla románica de Cristo crucificado. Entramos en su iglesia y reparamos en una antigua tabla  que  representa un terrorífico relato  relacionado con el origen del convento: "La leyenda de las 300 monjas".


Leemos en Wikipedia:
"La leyenda cuenta que en el año 834 el caudillo moro Zefa, que el día 6 de agosto de ese año había degollado a doscientos monjes en San Pedro de Cardeña, decidió saquear el monasterio y asesinar a todas sus habitantes. Eran trescientas monjas que recibieron la palma del martirio ...Tras la profanación el monasterio quedó deshabitado durante 150 años hasta que el Conde Garci Fernández, halló un Cristo crucificado y decidió reconstruir el monasterio en el año 968."

Tengo en mis manos el  viejo libro "Efemérides burgalesas", escrito en 1919 por Juan Albarellos. Busco entre sus páginas, ahora recuerdo que dedicaba un capítulo a esa leyenda, tras otro dedicado a los llamados "mártires de Cardeña".

"Efemérides burgalesas", ed. 1980, Talleres gráficos "Diario de Burgos"

La información coincide más o menos, hay un baile de fechas, pero añade algo que siempre ha estado en boca del pueblo: la drástica decisión que tomaron las religiosas de cortarse las narices para causar espanto a sus enemigos y evitar un peligro considerado peor que la muerte:

Año 952 :"Según cuenta una piadosa tradición, llevaban los moros el designio de profanar vilmente la virginidad de las santas doncellas pero supo tales intenciones la abadesa Redigunda, y convocando a sus compañeras, las propuso cortarse las narices, para de este modo inspirar horror en vez de lascivia a los mahometanos. Ninguna de ellas vaciló, y habiéndose desfigurado el rostro con aquella sangrienta mutilación, los moros al verse burlados las pasaron a cuchillo." (Página 221 de "Efemérides burgalesas", Juan Albarellos).


El libro de Albarellos va más lejos y da cuenta de otra tradición: la de la aparición de un árbol ¡con frutos en forma de monja!:

"En memoria de esta heroica entereza, refiere dicha tradición que brotó en el claustro del monasterio un árbol cuyo fruto representaba la cara de una monja con velo y toca, pero sin narices, y aunque el árbol desapareció con el tiempo, aún se conservan algunos de dichos frutos como reliquia y recuerdo de aquel memorable suceso." (Página 221 de "Efemérides burgalesas", Juan Albarellos).



Que yo sepa,  no queda  rastro ni del árbol ni de los frutos, mas el extraño e inverosímil relato siempre me ha dado qué pensar. Las incursiones musulmanas eran frecuentes por estas tierras castellanas durante los siglos IX y X. El ataque a los monasterios, más ricos que las casas ordinarias, formaba parte del botín de guerra. Seguramente, el de Palacios fue atacado; pero lo del martirio de las desnarigadas entra en el campo de la leyenda, que no en el de la historia. De todas maneras, la leyenda lleva siempre su pizquita de verdad.

Miro a las mujeres de negro pintadas en la tabla. Imaginemos que fuera una historia real, es difícil que  todas estuvieran de acuerdo con la terrible propuesta de la abadesa Redigunda. Alguna monjita tal vez se escondiera, huyera, pies para qué os quiero. Ay, que estoy creando un personaje. La llamaré Burgúndofora, un nombre sencillito.

"No, yo no fui capaz de coger el cuchillo y lesionarme de tan atroz manera. Me llamo Burgundófora, soy la más humilde de las religiosas, acaso la más ignorante. ¿Cobarde? Sí. ¿Prudente? También, que nuestro Señor ordena que nos guardemos, que él nos guardará.

Todo empezó aquel día en que llegó hasta nuestra casa un fraile a caballo. Pedía ser recibido por nuestra muy amada abadesa Redigunda, que Dios tenga en su gloria. Roto, sudoroso y agotado, aquel superviviente de la matanza del monasterio de San Pedro de Cardeña le contó que todos sus hermanos habían sido acuchillados por las hordas sarracenas y expoliadas las riquezas del cenobio. Le describíó un claustro metamorfoseado en río de sangre y le advirtió de la inminente llegada de los bárbaros agarenos a nuestro monasterio. Desde un altozano, les había visto pasar el río Úrbel, a poco más de una legua. Yo me preguntaba qué razón le llevaba a arriesgarse por nosotras...


El fraile espoleó a su caballo y desapareció. Nuestra abadesa le dedicó una dulce mirada y una sonrisa. A continuación, nos convoca y nos propone cortarnos las narices para inspirar horror a los mahometanos, evitando así la vil profanación de  nuestra...virginidad de santas doncellas. Después abrazaríamos la palma del martirio y moriríamos cristianamente. Y al cielo derechitas.


Mis hermanas no vacilan, comienzan la labor de desfigurarse con los cuchillos más afilados de la cocina. Están equivocadas, pienso. A los enemigos no les importará si tienen o no nariz a la hora de dar rienda suelta a su lascivia, con taparles la cara...Y se sentirán burlados, dándolas crudelísima muerte. Hombres...estas damitas de noble cuna lo ignoran todo.


Me ordenan traer más cuchillos, los de la despensa, los que usamos para los cochinos. Es mi oportunidad, desaparezco, ya no me verán más. Desde niña he sido buena trepadora, escapo subiendo por la tapia, ya estoy libre, corro, subo y bajo un cerro tras otro, no sé dónde estoy, no importa. Sólo los corzos son testigos.


Ahora soy ermitaña, vivo en una cueva escondida, en lo más alto de un monte. Aquí no llegan hombres a caballo, ni moros ni cristianos. Rezo mis oraciones, cazo, pesco, recolecto frutas, raíces, miel. Dios sea alabado, estoy viva y...con nariz"


Mi personaje, la hermana Burgundófora, me ha dictado todo eso. Sólo es fruto de mi imaginación y se desvanece como una pompa de jabón. ¡Ya no está! Tened todos claro que el relato es ficticio, no me vaya a ocurrir como a Sor Austringiliana. 

Un abrazo para todos los que me visitáis de:

María Ángeles Merino

14 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Muy buena la historia! La Burgundófora al final se convierte en una especie de remedo de nuestra quijotesca heroina la pastora Marcela. ¡Qué imaginación tienes, Abejita! Ja,ja... Me encanta. Besotes, M.

monjes en New Norcia. dijo...

Como vuelves con Palacios de Benaver.... Yo vuelvo con los monjes de este pueblo que fueron a AUSTRALIA.
Lesmes López(30/11/1874-22/03/1945).
Manuel Alberto Pérez (31/03/1897-26/07/1957).
Ildefonso Martínez (4/11/1907-25/07/1976.
Seguro que quedarán familiares que les recuerden.
!!NO fué hace MIL años!!!

Pamisola dijo...

Qué bien se te da fabular, y me encanta la monja con nombre y todo.
Una monja con un par... Una mujer lista, si señor.
Para mí, las leyendas, lo mejor de la Historia.

Abrazos.

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Me he leído entera tu entrada y todos tus links.
Impresionada estoy con lo del cuadro, y las leyendas todas.
Copio: “Eran trescientas monjas que recibieron la palma del martirio (Premio santo que se concede por morir sin oponer resistencia y rogando a Dios)”
¡Qué cosas!¡Trescientas sin rebelarse!¡Por algo no me han gustado nunca los premios!
¡Y lo de la fruta, y el árbol! ¡Qué cosas!

Abrazos.

Myriam dijo...

A la abadesa Redigunda, deberíamos llamarla Tremebunda, con esas ideas suyas tan macabras. Yo de haber estado ahi o me dejaba raptar por un califita chusco o seguía los pasos de tu Burgundófora jejejeje.

Besos

Delgado dijo...

Qué ideas tan rebeldes las de esta Burgundófora, seguro que fue derechita al infierno por romper sus votos y dejar a sus compañeras...

Tus historias siguen sorprendiendo, ver como tu imaginación bulle con cualquier suceso. Las reuniones nocturnas de tu ingenio deben ser todo un desfile de personajías.

Un abrazo.

Sor Austringiliana dijo...

Por alusiones entro aquí, soy la ficticia Sor Austringiliana. Sí,cuánta confusión en torno a mi persona, qué tendría yo que ver con sucesos de ese loco siglo XXI.

La hermana Burgundófora vivió antes que yo, en la primera y legendaria etapa del monasterio, en el siglo X. Sor Austringiliana vivió en el XII, pero recuerda lo del martirio de aquellas religiosas y la fama de aquella ermitaña llamada Burgundófora, de todos tenida por santa.

Saludo a los visitantes.

matrioska_verde dijo...

vale que tu historia es inventada pero como bien dices, no sería difícil encontra disidentes de la idea de cortarse la nariz, entre un número tan grande como 300.

¡que horror!, solo de pensarlo me da un respingo, que sangría, la desnarización y la escabechina.

biquiños,

mariarosa dijo...

María: una historia terrible. Cuántas historias han quedado como leyenda, seguramente con su parte de verdad y cuento del pueblo. Tu agregado resultó una leyenda también pero con humor.


mariarosa

Merche Pallarés dijo...

Qué bueno el link de MIGUEL V. sobre los frailes burgaleses en Australia y además saber que es un impenitente viajero y gran historiador. Lo de llevar piedras de los pueblos de estos misioneros y ponerlas en sus tumbas me ha parecido un detalle ¡precioso! Besotes, M.

Idelphonsus dijo...

Ildefonso Martínez (4/11/1907-25/07/1976.
nacido en Palacios de Benaver.

En este caso. Las piedras son unas cuantas pequeñas, cogidas de un viejo trillo,que servia para bloquear un agujero en alguna cabaña..

the longest serving monk dijo...

El hermano de Paulino en el pueblecito de Burgos (Villaespasa de Lara)me dió una piedra con fósiles (almejas),que le entregué

Abejita de la Vega dijo...

Merche: Burgundófora huye del fanatismo, Marcela huía de un matrimonio no deseado. No pensé en Marcela pero en mi inconsciente está presente un tipo de mujer que proclama su libertad e independencia.

Vivanco: aunque no fue hace miles de años, los familiares serán sobrinos nietos o sobrinos biznietos, quésaben ellos del tío que se fue al quinto pino. De todas maneras, me apuntaré los nombres para cuando vuelva por allí.

Pamisola: con nombre gótico y un par, qué remedio la quedó.

Gelu: ni por la palma ni por nada, tienes razón 300 son muchas.

Myriam: sí, también era una posibilidad que alguna escapase con el califa, je, je.

Delgado: nada de infierno, pobrecilla. Nocturnas o diurnas.

Sor Austri: me alegro de que Burgundófora acabara santamente sus días. Qué tendría que ver su caridad con los venerables sucesos del siglo XXI.

Aldabra: sangrienta escabechina, horroriza...

Mariarosa: el humor ha de acompañarnos siempre, cómo no. Algo de verdad hay siempre...

Vivanco: haré una entrada con Ildefonso y el más largo fraile.

Un abrazo a todos y gracias.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¿Qué se puede esperar de una abadesa con ese nombre...?