jueves, 26 de enero de 2012

"Sonata de primavera": " Dios me perdonará si prefiero este palacio, con sus cinco doncellas encantadas, a los graves teólogos del Colegio Clementino"




Comentario a mi lectura de las páginas 30 - 38 de "Sonata de primavera, de Valle Inclán, colección Austral. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.


Amor y muerte, la cara y la cruz en las sonatas de Valle Inclán. ¿ Historias de amor salpicadas de muerte? ¿Historias de muerte entreveradas de amor? ¿Cuál de los dos ingredientes pesa más?

Concha, "Sonata de otoño", ama desesperadamente a un paso de la sepultura.



La Niña Chole,  "Sonata de estío", ama y juega con la vida ajena, la del liberto arrojado a los tiburones por unas míseras monedas. También arriesga la propia, exponiéndose a las iras del General Bermúdez.
Tostón

El de Bradomín conoce a María  Rosario, "Sonata de primavera", en un entorno de fúnebres protocolos, donde agoniza su tío, Monseñor Gaetani. Allí recibe él la sonrisa de sus ojos y la "nube de vaga tristeza" le cubre el alma. Si no es amor, es algo que se le parece. Y una terrible escena de muerte espera agazapada tras estas primeras páginas, esa no la voy a contar hoy.



Recordamos. El joven marqués es requerido, como "enviado de Su Santidad", por el prelado moribundo. Entra en su silenciosa cámara. Le observan unos ojos vidriosos, una mano cae con un garabato de bendición, una lágrima resbala " lenta y angustiosa por la mejilla". Sólo se oye "el resuello de su respiración".



Al fin, consigue ofrecer el discurso "edificante", el propio de un obispo a la hora de la muerte.  Dios no le abandona y  le muestra lo poco que valen las cosas de este mundo. Aunque le cerquen "las sombras de la Eternidad", su alma se ilumina con la Gracia.

 




Le faltan las fuerzas, cierra los ojos, suda, llora. El de Bradomín va a retirarse ; pero  Monseñor se alza "con supremo esfuerzo" y lo reclama. Ha de escuchar su confesión, para llevársela al Santo Padre. Sacrílego confesor.



 Los "familiares", ñoños y sobreactuados,  le rodean aparentando "gran pesadumbre" y parecen "de antemano edificados" por lo que van a oír.

Por fin, con voz ronca, se acusa del pecado de orgullo,  llegó a pensar que algún día podría "regir a la Cristiandad". Y de chantajear a la Divinidad porque, cuando  le llegan noticias alarmantes sobre la salud del Papá, ruega  a Dios que reserve "aquella vida preciosa porque, segada en más lejanos días, pudiera serme propicia su muerte". Sólo era cuestión de fechas.

Pío Nono

Calla, se queda rígido y entra en un reposo que causa horror. Ahora los que le rodean permanecen arrodillados e inmóviles, "edificados por aquellos devotos escrúpulos que torturaban el alma cándida del prelado". El marqués se duerme; cansado por el viaje, mecido por los rezos, el sollozo de una fuente y los cantos lánguidos de unas niñas que juegan a la rueda. Porque la vida sigue.




Al salir de la cámara, un viejo mayordomo le espera en la puerta, la princesa Gaetani le envía para mostrarle sus habitaciones. Al marqués le gusta la idea de alojarse allí, se estremece de gusto recordando a las cinco primaverales hermanitas; pero se resiste hipócritamente. Ya tiene alojamiento en el Clementino...

No, no desea contrariar a la princesa y añade algo que hace dudar al mayordomo de su cordura:

" Dios me perdonará si prefiero este palacio, con sus cinco doncellas encantadas, a los graves teólogos del Colegio Clementino"

Polonio se muerde la lengua; pero los de su oficio han de ser prudentes. Sonríe y anda de puntillas. Con voz misteriosa habla de lo suyo: pocas esperanzas hay, le tiene ofrecida una novena, Monseñor le había prometido llevarle a Roma, no lo quiso Dios.




Entran en una cámara honda y silenciosa, semejante a la mortuoria de Monseñor. Observa los cuadros, lienzos de la escuela florentina, de temas bíblicos. Polonio, con su "vaga sonrisa doctoral", está deseando hablar de pintura, tema que le entusiasma. Tal vez sean  de Andrea del Sarto, Rafael o , por qué no, del divino Leonardo da Vinci. El marqués le toma el pelo fingiendo ignorancia pictórica.

Judith (Rafael)

El mayordomo se despide, el marqués duerme hasta la caída de la tarde y se despierta soñando con María Rosario.

Se asoma  a una terraza que da al jardín.  Las fuentes  le hablan de amor, "un hálito de primavera le sube al rostro ". "Aquel viejo jardín de mirtos y de laureles mostrábase bajo el sol poniente lleno de gracia gentílica". ¿Qué pasa aquí?

Nota: Podéis leer "Sonata de primavera" aquí.


Son las cinco hermanas, "caminando por los tortuosos senderos de un laberinto", "con las faldas llenas de rosas, como en una fábula antigua". La rosa es, sin duda, la flor emblemática de la sonatas.



A lo lejos, el mar Tirreno completa un cuadro de colores y de músicas: velas como de ámbar, "dorada arena", olas mansas, "son" de las caracolas de los pescadores, "ronco canto del mar".

Estudio para un cuadro (Sorolla)

Todo sintoniza con "la fragancia de aquel jardín antiguo donde las cinco hermanas se contaban sus sueños juveniles, a la sombra de los rosáceos laureles". Sentadas en un banco, componen sus ramos de rosas.
"Elena entre rosas", Sorolla.

Se posa una paloma en el hombro de María Rosario. El joven Bradomín ve una alegoría "en aquel cándido suceso". ¿El Espíritu Santo eligiendo a su preferida?

Espíritu Santo

En la aldea, tocan a fiesta, sale la procesión. Imágenes en sus andas, mantos bordados, "rojos pendones" que flamean victoriosos.

Procesión en Pardilla (Burgos)

Se arrodillan, muy piadosas, sobre la "yerba", con las manos juntas, llenas de rosas. Cándida imagen, diría el de Bradomín.



Cantan los mirlos y " sus cantos se respondían encadenándose en un ritmo remoto como las olas del mar". Sinfonía de mirlos y olas.



Danzan las rosas, las albas manos y los rayos de sol :

" entre la púrpura de las rosas revoloteaban como albas palomas sus manos y los rayos del sol que pasaban a través del follaje, temblaban en ellas como místicos haces encendidos".

 



Tritones y sirenas de la fuente toman vida:" borboteaban su risa quimérica, y las aguas de plata corrían con juvenil murmullo por las barbas limosas de los viejos monstruos marinos que se inclinaban para besar a las sirenas, presas en sus brazos".

Foto que dediqué  a Aldabra y ella puso en su blog.

Vuelven al Palacio estas " princesas encantadas que acarician un mismo ensueño". Voces y risas. En los laureles queda colgada  "la onda primaveral de sus risas".



Salón dorado y femenino, el de la Princesa. Cuando el marqués entra, ya están las luces encendidas.


Salón rococó

 El Colegial Mayor, "ojos llenos de fuego", conversa con las señoras que componen la tertulia. Al verle, le saluda ceremoniosamente "en nombre de todo el Colegio Clementino".

Monseñor Antonelli, un sabio, un santo, un filósofo...¡Qué desgracia Monseñor Gaetani! Sólo un milagro...Silencio. ¡Qué poco le interesa todo esto al Señor Capitán de la Guardia Noble!


En el otro extremo del salón, las "princesas encantadas" bordan un paño litúrgico en  tisú de seda, "las cinco sentadas en rueda". Hablan en voz baja, sonríen. Sólo María Rosario permanece silenciosa y borda "lentamente como si soñase".

El hilo de oro tiembla en las agujas. Nacen rosas y lirios bajo sus dedos.


El arte del bordado en oro

Resuenan tres aldabadas, la Princesa palidece.



Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:


María Ángeles Merino
 
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
 

6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, Valle construye la historia de Bradomín con esa dualidad, Eros y Tánatos, para hacerlas caras de la misma moneda. ¿No lo son, en realidad?

pancho dijo...

Si no hay riesgo, no existe la emoción para Bradomín.

Qué sorpresas guarda el DRAE con "familiar", nunca me habría imaginado tantos significados, menos que tuviera alguna relación con "demonio".

El trozo de los escrúpulos eclesiásticos es enrevesado como un obispo moribundo. En ciertos temas hay que creer mucho o tener la fe del carbonero.

Me ha encantado la alusión al Espíritu Santo.

Si alguien ha hecho un análisis tan detenido de Las Sonatas, yo no lo conozco. Que tampoco quiere decir que conozca mucho. Enhorabuena por tu trabajo.

Un abrazo.

Myriam dijo...

Me gusta como recogiste todas las aguas burbujeantes y cristlinas que corrian juveniles y alegres con la fuerza de la vida.

Y lo de los familiares ñoños, de risa...

besos

Delgado dijo...

Por las descripciones no cabe duda de que se trata de la primavera, aquí más que en otras sonatas Valle despliega todo su saber hacer preciosista. Interesante tu reflexión sobre la s historias de amor y muerte en las sonatas, y es que la clave está en que más que amor, Bradomín rezuma pasión.

Un saludo abejita.

Paco Cuesta dijo...

Polonio "El Prudente" resulta un personaje curioso, mezcla de ficción, servilismo -como destacas- y realidad.

Abejita de la Vega dijo...

Pedro: Lo son, lo son.

Pancho: le encanta la fruta prohibida. Hay familiares y familiares. Qué escrúpulos más escrupulosos los del obispo moribundo. Una alusión cándida, como diría Bradomín. No, somos muy pocos los que les sacamos las tripas a las sonatas.

Myriam: las aguas burbujeantes eran, en realidad, de un paseo de Burgos pero dan el pego. Ñoñísimos.

Delgado: yo también veo pasión más que amor.

Polonio: un bicho raro, servil, aficionado al arte, intrigante...

Gracias por visitarme y por vuestras palabras.