domingo, 30 de enero de 2011

Sin cadena, sin pedal, esta locura del pueblo no puede ir muy lejos.

Comentario a parte del capítulo 3, del libro "Inquietud en el Paraíso ", de Óscar Esquivias.

La locura de un cura, la locura de los militares y, ahora, la locura del pueblo por salir de la miseria, locura que no debiera ser tal.

Julio de 1936. Soy Román Bayona, un chico de pueblo y acabo de llegar a Burgos. Como tantos de mi edad, no he podido ajustarme de pastor o jornalero. No sé escribir, sólo sé firmar, suficiente para conseguir un trabajo “en los corros de la plaza de Prim”. Dicen que hay vagos que no acuden a los tajos y que a lo mejor…




Plaza de Prim, antes y después. También llamada Plaza del Mercado, hoy Santo Domingo de Guzmán. La foto antigua es del fotógrafo Juan Antonio Cortés (1851-1944).

Mi tío Julián, me anuncia una vida nueva:. Sudando , eso sí, pero sólo con el espíritu y viajando hacia unas luces que debe haber por ahí. Que no, tío Julián, que no he venio a eso. Que quiero ganar dinero ya y mandárselo a madre. Bueno, ya sé que vengo a lo que me mandes. ¿Esquirol? Nooo. ¿Y eso qué es? No, no.

La casa de mis tíos es oscura y huele mal. El gato Sebastián, tiene nombre y to, está a punto de terminar en la cazuela, pobre.



En Burgos, viven peor que en Castrojeriz y pasan más hambre, digo. Qué bien me recibe la tía Luisa, la cesta de viandas alegra su cara. Hogaza, cecina, queso, cebollas, ajos, vino y un pollo bien gordo. A saber de dónde habrá sacado mi madre esas maravillas. Y cuando ya no quede nada en la cesta, ale, pa fuera el sobrino.



Al día siguiente, mi tío me lleva a poner una primera piedra, la de mi reconstrucción espiritual . No, no hay manera de entenderle, ni de saber a dónde me lleva. En la caja, lleva sus útiles de relojero, menos mal, a ver si menseña un oficio. Piedra no lleva ninguna.

Pasamos por la Virgen de la Alegría, una santa con cepillo enrejao, en la fachada de la Catedral. Miro como mi tío echa unos céntimos. Me explica que es ahí donde las “putitas” echan moneas porque es su “Virgen”. Y el dinero pa los niños de la inclusa…


La Virgen de la Alegría está enrejada, en la parte alta de la Catedral de Burgos.


La Virgen en procesión, celebrando la Resurrección

Pasan por delante de la Puerta Alta de la Catedral, los apóstoles lucen pintura colorá y unas letras dicen algo que entristece a mi buen tío.


Puerta Alta de la Catedral, llamada Puerta de la Coronería. Es la que da acceso a la Puerta Dorada.

Bueno es, aunque no trabaje mucho, sólo hace arreglos por su cuenta y se queda con las plus valías… no hay quien lo entienda. Y nada de reventar relojes, eso fue antes de que es don Manuel, tan sabio, le hiciera no sé qué con el civismo.

Llegamos delante una casona poco apañá, con una bandera de esas de tres colores, hecha jirones, en un palo. Mi tío me dice que es la Casa el Pueblo.



Casa del Pueblo en la calle Fernán González, en Burgos. Foto tomada del libro ya citado de A. Merino.

Y que es como la Academia de Platón. Me imagino que será como una del pueblo, donde estudian francés las señoritingas. La puerta está cerrá y las ventanas tapás con tablones. Por fin, nos abre un señor con una escopeta. Conoce al tío y pregunta por mí. Yo me presento y le llamo “Señor Plutón”, macordao de su nombre. Le digo que voy a aprender francés y el hombre me mira con cara de malas pulgas. El tío explica quién soy y deja de apuntarme.

Hay que arreglar un reloj de un señor principal que se llama Labin. Pero allí nadie piensa en el reloj porque han matao a un señor calvo que se llama Sotelo. Mi tío dice que eso no es gordo, gordo; pero se le ve triste.



Foto de Santos Yubero. Calvo Sotelo muerto.

Mi tío me enseña muchas cosas que no entiendo. Cuando ya había cogió el gusto a sus palabras, caen piedras desde fuera y luego tiros, como de cazadores.

Hay una camioneta con banderas de las de dos colores y unos señoritingos con camisas azul claro. Pum, pum, caen los retratos y el de una chica muy guapa, con los pechos pa fuera, que dicen ques la República. También la llaman Catalana y Niña.




El reloj del Labin, queda hecho trizas, dicen que tenía una musiquita muy maja . Todos los de allí se ponen a jugar con escobas a la manera de escopetas. Gritan “Pum”, muy alto, muy alto, pa engañarlos. Pero quiá. Siguen los tiros.
Dicen que necesitan armas. Un señor coge un libro mu gordo y se lo tira. Le dicen a mi tío que tiene que ir a un sitio mu fino, el Clu de tenis de una castellana. Tiene que ir a hablar con un señor abogao que se llama Lavilla. Nosotros le daremos un recao para el Labin ese, que está en los Madriles.

En el clu ese, un sitio muy guapo, hay chicas muy guapas y señoritos en pantalón corto. Juegan a una cosa que se llama tenis, con una pelotica y un palo con redondel.



Club de tenis de la Castellana (Burgos). Foto tomada del libro ya citado de Agustín Merino.

Sale Lavilla y nos mete en un sitio donde hay que desnudarse primero porque cae agua, mucha agua. Dice que así hablamos y no se entera nadie. Hace mucho que no me baño y el agua sale mu cochina y no digamos la del señor Julián. Da mucho gustito, me doy jabón hasta en el culo. El abogao ese nos hace poco caso, coge el recao y nos enseña su culo peludo. No se quiere mojar, oigo al tío.


http://www.innoversia.net/rfp/investigacion-331-0.html

Y salimos de allí con esas bicis que no sirven para na, sin cadena y sin pedal. Con dignidad, eso sí. Y me dice que aprenda la licción de humildá , que esos de Labin fueron los que echaron a ese señor tan sabio, el don Manuel Santamaría, el que le llevó por el buen camino.

No entiendo na, sólo que ese Manuel fue alcalde de la capital. Y que es socialista, eso sí que lo he pillao, que el cura de mi pueblo dice desos que tien rabo, como el mismo demonio. Pero mi tío dice que esos son los buenos y si lo dice el tío con lo bueno ques…



Foto de una visita que hizo Pablo Iglesias a Burgos, está tomada junto al Teatro Principal. Procede del ya citado libro de A. Merino.

No le digáis a nadie que llevo guardao el retrato de la República guapa esa, con unos pechos…

Sin cadena, sin pedal, esta locura del pueblo no puede ir muy lejos.


Un abrazo de María Ángeles Merino para todos los que pasáis por aquí.

Concluiré en la próxima entrada con "Inquietud en el Paraíso", en la siguiente estaré en "La ciudad del Gran Rey", con las estatuas tomando sopa...

Manifiesto por la Solidaridad


Quien mejor que Gandhi para presentar hoy aquí, con sus palabras, el Manifiesto que aquí publico. Las frases que a continuación leeréis, todas ellas de Gandhi, resumen perfectamente, en mi opinión, el contenido y el espíritu de este “Manifiesto por la Solidaridad”.


“En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.

“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear”.

"Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos”.

Unamos, pues, todos nuestras voces. Con ese espíritu común, justamente al cumplirse hoy 63 años del fallecimiento de Gandhi.

MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD

QUIENES SOMOS:
Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.

Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.

Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.

A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:
Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.

LES MANIFESTAMOS:
1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.

2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.

3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.

4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.

5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.

POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:

1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.

2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.

3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.

4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.

5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.

6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.

Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a

30 de enero de 2011"

Un abrazo a todos.

lunes, 24 de enero de 2011

El primer ventero recuerda como armó caballero a don Quijote.



Cuadro de Ana Queral.

Comentario al capítulo 1,3 del Quijote, publicado como comentario en la entrada correspondiente al jueves 29 de mayo de 2008, "Don Quijote, armado caballero".

En el capítulo 1,2 dejamos a don Quijote comiéndose unas saladísimas porciones de abadejo, con el valioso auxilio de dos buenas mujeres. Mas abrevia la cena porque no puede dejar de pensar en que no está armado caballero. Así que llama al ventero, se arrodilla ante él y le solicita le otorgue el don que pedirle quiere.

El ventero no sabe qué hacer ni decir, le pide que se levante; mas jamás quiso hasta que…

-Hasta que yo le he de decir que le otorgo el don que me pide. Una vez que se levante, pienso, veo por dónde sale este loco…

-¿Quién habla? Me pareció oír una recia voz.

-Soy el ventero, señora mía, el primer ventero. El único que arma caballero a don Quijote de la Mancha. No me confunda con otro ventero que aparece después.

- ¿El ventero? ¡Otro secundario personaje quijotesco, de los que pululan por estos canalículos!

-Así es, señora mía. Una moza del partido me animó a asomarme por aquí. Al parecer, vuestra merced desea escribir cómo fue tal singular ceremonia.

-Será un placer oírlo de su boca, aunque ya el famoso libro da cuenta de lo ocurrido.

-El viejo loco habla como esos libros que algunos huéspedes instruidos suelen traer en sus maletas y hatillos. En alguna ocasión, me los dejan en prenda, al no disponer de dineros para pagar el hospedaje. Los guardo como un tesoro, para entretener ese tiempo en que mi única labor es mirar en dirección al camino, por ver si llega algún huésped con la bolsa bien llena.

-Pero...¿Lee vuestra merced?

-¿Le extraña que sepa leer? Sí señora, sé leer y escribir, conozco la doctrina cristiana, las cuatro reglas y algo de latín. Aunque mi cuna fue muy humilde , tengo la fortuna de haber sido instruido en mi infancia, por el señor cura de mi aldea, que Dios lo tenga en una bien merecida Gloria. Aprecia mis naturales luces e, incluso, me habla de ir a Salamanca, como estudiante y como fámulo de algún estudiante rico. Mas mi camino se tuerce a muy temprana edad, por la sutileza de mis manos y la ligereza de mis pies. Me parece que eso ya lo dice el famoso libro…desgraciadamente.

Me estoy desviando por caminos secundarios, vuelvo con don Quijote de la Mancha,con su discurso propio de Amadís o Palmerín. Me pide que mañana he de armarle caballero, que ha de pasar la noche velando armas, ritual necesario para profesar la orden de caballería, “en pro de los menesterosos”.

Ya tengo barruntos de su falta de juicio, mas ahora acabo de creerlo. Le sigo el humor por tener de qué reír esa noche. Todo lo propuesto es muy natural, le digo, y yo mismo, de mozo, me di a ese honrado ejercicio, buscando aventuras en las mejores plazas: Percheles de Málaga, Potro de Córdoba, Azoguejo de Segovia, Playa de Sanlúcar…En todas había probado las habilidades de mis pies y mis manos: hacer agravios, requerir a las viudas, deshacer a las doncellas, engañar a algún huésped y sentar fama en audiencias y tribunales.



Potro de Córdoba "...él ansimesmo... sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán , Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes..."

Le digo todo eso de corrido y ni pestañea. Sólo aprecio su atención cuando le digo que, ahora, estoy recogido en este mi castillo, recogiendo a los andantes, por afición y porque partan conmigo sus haberes. Y, cuando, me disculpo por no disponer de capilla en este mi castillo, por lo cual podrá velarlas en el patio. Y, mañana, quedará caballero y tan caballero que no pueda serlo más. Parece que se le anima el rostro.

Le pregunto si trae dineros y me contesta que nunca ha leído que un caballero andante los traiga. Le hago ver que se engaña, no lo dicen los libros porque a los autores no les parece necesario precisarlo. Dineros y camisas limpias, todos los caballeros andantes lo llevan. Y una arqueta pequeña con hilas y ungüentos para curar heridas, que no siempre vuela por ahí el encantador que trae al enano de la redoma de agua mágica. Una gota y basta.

Don Quijote promete seguir mis consejos. Coloca las armas, ese montón de hierros viejos, en el patio grande, sobre la pila, junto al pozo. Se pasea con su lanza, su adarga y un gentil continente.



Cuento a todos los huéspedes lo de don Quijote y se quedan todos maravillados de su locura. Le miran desde lejos y comprueban que pasea y no quita ojo de sus armas. Cae la noche, pero la luna está muy clara, vemos bien lo que el caballero hace.



"Acabó de cerrar la noche, pero con tanta claridad de la luna, que podía competir con el que se la prestaba , de manera que cuanto el novel caballero hacía era bien visto de todos"

Todo va bien, pero a un arriero se le antoja dar agua a su recua y ha de retirar las armas del pilón. Las voces se oyen en toda la venta, pero el arriero no sólo no hace caso sino que arroja gran trecho de sí. Don Quijote dice algo de una afrenta y de una señora suya, no sé con quuién habla este demenciado. Coge la lanza con las dos manos y la estampa contra la cabeza del arriero testarudo, que sale muy mal parado. Recoge sus aramas y vuelve a su paseo reposado. Llega otro arriero con la misma intención, retira las armas de la pila y recibe un lanzazo que le abre por cuatro la cabeza.

Ahora se dirige a la señora que no está y le pide que vuelva sus ojos hacia él. Igual, igual que en las novelones que guardo en la alacena. En esto, aparecen los compañeros de los descalabrados y le lanzan piedras, una buen ración de sopa de arroyo.



La soez y baja canalla muestra temor ante el brío y el denuedo del viejo loco. Mis persuasiones también les hacen efecto, pienso. Me deja retirar a los heridos y torna al sosiego de la vela de sus armas.

Siento deseos de acabar lo antes posible con esta locura y le digo que con dos horas de vela ya vale. Bien puedo darle ya la pescozada y el espaldarazo, en el campo, por qué no.

Necesito un libro, ya sé, el que me sirve para asentar el pienso y la cebada.



"Advertido y medroso desto el castellano , trujo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los arrieros..."


Con un cabo de vela y las dos rameras doncellas, voy donde Quijote está y le mando hincar de rodillas. Simulo leer extrañas oraciones, le doy con la mano en el cuello y cojo su espada. Le doy un gentil espaldarazo y hablo entre dientes. Me ha quedado como en las novelas, talmente como si lo hiciera con don Amadís.



"Hecho esto, mandó a una de aquellas damas que le ciñese la espada..."

Mando a una de aquellas "damas" que le ciña la espada, lo cual hace con desenvoltura y sin reventar de risa. Así como de carrerilla, va y suelta que Dios le haga venturoso caballero y le dé ventura en lides. Me pregunto dónde lo habrá aprendido, a no ser que en las mancebías se hagan lecturas. Don Quijote le pregunta su nombre, para poder darle su parte de la honra alcanzada. Se presenta como la Tolosa, hija de un remendón de Toledo y , desde ahora, a su servicio. El caballero ruega se ponga el don y sea doña Tolosa.

La otra "dama" le calza las espuelas y gasta el mismo coloquio que la Tolosa. Es la Molinera, doña Molinera, a partir de ahora. Y a su servicio también.

Don Quijote tiene prisa por marchar a sus aventuras y yo deseo que desaparezca tan estrafalario personaje. Se me acerca y me dice unas cosas extrañísimas. Le contesto no con menos retóricas palabras y le dejo ir en buena hora, sin pedirle la costa de la posada.

Desaparezco, me voy por ahí dentro , a ver si me encuentro con el otro ventero, el que sí pidió el dinero del hospedaje. Quede vuestra merced con Dios, señora mía.

Un abrazo de María Ángeles Merino, para todos los que pasáis por aquí

Pedro Ojeda dijo en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, da voz al ventero que armó caballero a don Quijote. En el fondo, el que permitió todo lo que vino después... No os perdáis las ilustraciones."

domingo, 23 de enero de 2011

Otra famosa casa de mancebía que fue enfrente mismo de la Catedral de Burgos.





En esta oscura y pequeña calle , enfrente de la Catedral, estaba la mancebía.



Un comentarista, creo que tiene algo que ver con nuestro apreciado Vivanco, me envía este divertido enlace, a propósito de mi comentario al capítulo 2 de "Inquietud en el Paraíso", de Óscar Esquivias. Es un canción que el grupo castellano Yesca dedica a otra famosa casa de mancebía que hubo en Burgos, el llamado "Callicida", en la calle Diego Porcelos, enfrente de la Catedral. El nombre le venía de un callista que ejerció en esa misma casa. La leyenda urbana aseguraba que existía un pasadizo desde el templo catedralicio hasta la casa de lenocinio, para comodidad de los canónigos. Sólo era una leyenda, pienso yo.

Disfrutadlo.

>"Me has hecho recordar" dijo:

...al grupo Yesca en El Callicida, de su album Canciones de Moda.

Llegas,te sientas, te tumbas
encima de algún colchón,
y una soltera o una viuda
te hace alli la operación.Gracias a "me has hecho recordar"

Un abrazo de María Ángeles Merino

viernes, 21 de enero de 2011

Las tentaciones y conspiraciones del paisano capitán Paisán



"La noche no era fría, pero si el clima espiritual de la ciudad, y él era capaz de sentirlo como si fuera una presencia física que lo envolviera todo"

Comentario a la última parte del capítulo 2, "En la Comandancia de la División", de libro "Inquietud en el Paraíso", de Óscar Esquivias.

Recordáis que el cura que está esperando a Rodrigo, en la puerta del Seminario, se queja de que le hagan trasnochar. Al día siguiente ha de decir tres misas tempranas. La última es la de San Gil, la de las..., ahí se queda atascado.Ya sabe Rodrigo que es la misa de las "piculinas", las de la mancebía de San Esteban. Allí va a encaminarse el capitán Paisán, tras más de una hora de deambular por Burgos, vestido de Paisán paisano y con cédula falsa.

El capitán sale de la Comandancia y siente el frío de una noche no fría. Pasea por las calles solitarias, los cafés y cantinas están cerrados. Sólo están abiertas las tascas más miserables, con sus viejos alcoholizados y tristes. Música zarzuelera, algún piano flamenco y el tosido de un gitano que canta o se arranca las flemas, vete a saber.



"De más lejos llegaba el sonido de un piano flamenco..."

Se siente extraño sin uniforme, confía en no parecer un conspirador sino un oficinista en busca de expansiones. "Acostarse con una mujer y escupir en ella todos sus nervios". Esa sería la terapia que se impone ; mas no es prudente,debe contenerse.

Lleva una hora andando, ahora sus manos están hinchadas y torpes. El calor, la tensión, la angustia. Dedos abultados como los de un artrítico. Como los granos del tenientito de tranmisiones o el labio hinchado del general González de Lara. El cuerpo delata las emociones, es muy indiscreto.

Se lava las manos en la fuente de la Flora, en medio de una plaza llena de tilos y de borrachos tendidos. Chicos de pueblo,apestando a vinazo, sudor y pies. Flora, vieja diosa de latón, verdulera castiza, más propia de un sainete que de la Mitología, contempla una escena que hoy llamariamos "botellón".




"Se lavó las manos en la Fuente de la Flora, pero aún las sentía hormigueantes"



"La vieja diosa de latón, con su aire de verdulera castiza (parecía más un personaje de sainete que uno mitológico) dominaba una bonita plaza llena de tilos tupidos y olorosos"





"Casi todos eran cuerpos jóvenes...que atufaban a sudor, a vinazo, a pies"

Paisán tiene una crisis de ansiedad, es como si alguien escurriera sus pulmones. Dávila ha de transmitirle pronto "la fecha del alzamiento en armas contra el gobierno de la República". Ese es el motivo de su escalofrío, se ha embarcado en una locura...

Con las manos en el agua, recupera la flexibilidad de sus dedos. Siente una erección en la entrepierna, su cuerpo le está traicionando, ha de tomar el camino hacia la parte alta de la ciudad, la Alteza o Barrio de San Esteban.




"Así que tomó el camino de la Alteza (que era como llamaban sus habitantes al barrio de San Esteban, por estar en lo más alto de la ciudad)"

Allí, al lado de la muralla y del arco mudéjar, está la casa de lenocinio, la de la Conchitón.



Foto antigua de Burgos, en primer plano se ve la muralla y el arco de San Esteban.



Vista actual del arco mudéjar de San Esteban, con muralla, palomas y coches aparcados.





"Las calles cada vez eran más pinas y tenebrosas"


Alguien le sigue, ha de darse la vuelta y encararse. No hace falta, es el inofensivo y loquito Agustín Garrús, filólogo e incondicional del volapük ...y de la "casa de niñas". Saluda con un "glidis" y le cuenta , con entusiasmo fiológico, la aventura que ha propuesto don Cosme en su conferencia. Irá con la expedición al Purgatorio, donde puede ser útil con sus dominios lingüísticos y ...con los dólares de su filantrópica y marujil asociación.

El capitán no está para hablar de esas cosas, felicita al exultante profesor; pero , por Dios, no le llame capitán cuando va de paisano.

Garrús se descubre como un gran cotilla, merecedor de una cátedra y de una portería. Se sabe la historia de la Conchitón, desde que empieza de "puta rasa" hasta que le contagia unas purgaciones a Ontañón...

Llegan a la mancebía, les abre la Cuca , la mamá de Conchitón, pesimista y cucarachil señora que vende artículos para fumar, chupar y preservarse.


Suena un aria de Mozart,en un gramófono. Podría ser una tan tremenda como esta:



"El gramófono cantaba arias de Mozart"

El salón está vacío. Es una casa "fina", donde se reúnen "caballeros importantes de la ciudad", para charlar, beber, fumar, jugar a las cartas y, de vez en cuando, acostarse con alguna "niña". Pero esta noche se han ido a casa, a escuchar las noticias de la radio. Aún así, hay un par de habitaciones ocupadas, si esperan un poco...



"Esta noche se ha ido todo el mundo a su casa, a escuchar las noticias de la radio"

Se oyen risas, aparece una mujer muy joven con un satisfecho machito, abotonándose. Paisán lo conoce, es un teniente de San Marcial, fuera de su regimiento. Seguramente está participando én la conspiración, como hilo entre mandos.

El muchacho palidece y se cuadra, cuando el capitán le pregunta si su coronel, Gistau, sabe que frecuenta esta casa. Saluda militarmente y sale corriendo.

Paisán pide un servicio con "esa misma chica". Cómo no y , además, gratis, por cortesía de la dueña de la casa. El capitán no es demasiado exigente, no le importa que sea demasiado joven y esté a medio hacer. Para él, fornicar es como zambullirse en un río . Y la mujer es solo el río. Se concentra, piensa que acaba de estar allí el joven teniente, adiós nervios, adiós preocupaciones. Todo fuera.

Al final, pregunta a la chiquilla si le gusta esto. Zalamera, contesta que si es con él, sí. A Paisán le da igual. Piensa que los hombres mienten cuando exageran "los lances de alcoba". Demasiada literatura, piensa, el acto sexual solo es , para él, una "variante más o menos placentera de la brutalidad".




"Después de lavarse en la jofaina volvió al salón"

Se lava con la jofaina y vuelve al salón. Garrús está charlando con el capitán Mingo, un oficial que no le cae bien. Huye y se mete en un saloncito donde la dueña de la casa está sola, entreteniéndose con los naipes. La Conchitón va a leerle la cartilla. Me espantas a la clientela, como ese chico, al que mandaste a su cuartel. Era un chulito, se justifica el capitán. Nada de chulito, un chico educado, que no odia a las mujeres, como haces tú. Tendrías que haber nacido maricón. ¿Maricón? ¿Cómo los dos andróginos catalanes que trabajan también en el burdel? ¿Por qué?

Porque las mujeres le interesan sólo ese ratito, después vacía los genitales y pierde el interés.La Conchitón habla como quien le conoce muy bien.

Paisán protesta, él no podría ser invertido y llevar una vida secreta. Vida secreta, pues la está llevando y hubo un episodio en su vida, con un compañero de Academia...

Conchitón se siente atraída por él, lo nota. Y es adivina, le dice que algo están tramando los militares. Un secreto a voces, porque el filólogo del volapük ha llegado a las mismas conclusiones y así se lo está contando el capitán Mingo, en una conversación en que cabe el tenis, el billar, las casas de niñas y el arzobispo. Don Agustín Garrús es un redomado cotilla o ...es algo más. ¿Había agentes de la CIA ,o algo semejante, en 1936?

Los dos capitanes se encierran . A Mingo le envía el general González de Lara. Hay nuevas instrucciones porque han asesinado a Calvo Sotelo. Eso lo acelera todo, Mola dará la orden, Sanjurjo vendrá a España y se pondrá al frente del Ejército, para acabar con la "pesadilla republicana".




Sanjurjo

Mañana, a las once, Paisán se reunirá con Dávila, en la sala de periódicos del Principal. Nuevas contraseñas y váyase a dormir, que nos esperan unos días muy duros. Ay, la que nos espera. Esa contraseña me da mala espina.



"La nueva contraseña será: "El aceite de ricino ya no es malo de tomar""

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


Pedro Ojeda dijo en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta e ilustra con acierto las tentaciones de Rodrigo en Inquietud en el Paraíso, como también lo hace con gracia ilustrada con las de Paisán. Después, localiza la mancebía citada en el libro..."

jueves, 20 de enero de 2011

Las tentaciones de Rodrigo.


(Phovoir images)
"Los camareros barrían y apuraban las copas abandonadas por los invitados"


Comentario a parte del capítulo segundo del libro "Inquietud en el Paraíso", de Óscar Esquivias.


Rodrigo Gorostiza tiene dispensa, en el Seminario, hasta las doce. No quiere desperdiciar su tesoro de libertad concedida. No le importa vagar por las calles, sabe lo que hay tras los muros de San Jerónimo. Se queda, en el Salón Rojo, en compañía de un achispado Ontañón y de unos camareros que barren y apuran las copas de los invitados.

El librero poeta recita sus versos, tarínnn tarínnn, mientras simula tocar un imaginario y triste violín. Un camarero le aparta los pies, de un escobazo, qué poco respeto, y le anima a recogerse. El beodo le amenaza con meterle en uno de sus epigramas. El camarero, en venganza, le recuerda los chichones que le puede propinar su señora esposa.

Rodrigo le acompaña, menos mal que vive a pocos pasos de allí, encima de su librería del Espolón.



"Ontañón vivía a pocos pasos del Teatro, en un gran piso que tenía sobre la librería del Espolón".

Ontañón está chispo, pero sus palabras le hacen daño. El mujeriego Don Eduardo, le recuerda la suerte que tiene de no gustarle las mujeres. Si con una pócima se le secara la "colita", él se la tomaría, pero no existe tal pócima milagrosa. Rodrigo se pregunta de dónde habrá sacado el poeta eso de que a él no le atraen las chicas. Nunca se lo ha dicho a nadie y empieza a temer que haya algo, en él, algo que lo delate. También dice que la Conchitón se lo dijo; pero ¿cuándo ha estado Rodrigo con la Conchitón?

Cambiaría sus insaciables gónadas por las de Rodrigo, manifiesta lloriqueando el beodo y enamoradizo poeta. Llama al sereno para que le abra el portalón. Aparece , un Diógenes con gorra y bigote, por la esquina a la calle Carnicerias y le abre, tras reprocharle paternalmente su melopea.



"Pronto apareció un hombre por la esquina de la calle de Carnicerías y se acercó arrastrando los pies"



"...mientras abría la puerta y le dejaba una cerilla para que se iluminara. Ontañón desapareció en el portal..."

A Rodrigo le gusta caminar solo, alimentando su miedo en las calles más oscuras. Le atrae el Espoloncillo, por donde, diurnamente, pasean reposadamente los curas, que tienen prohibido el paralelo y mundano Espolón. Curas, abuelos, viudos, suicidas y gente triste; pero recuerda cuando don Eduardo dijo que, por las noches, se convierte en Paseo de los Chicos, con la complicidad de los copudos castaños.



Puente de San Pablo. "Entre los puentes de San Pablo y Santa María se extendía el Paseo de los Curas..."

Decidido, atraviesa el puente de San Pablo y se planta ante el edificio nuevo de Correos. Allí entre los castaños, una silueta y el chispazo de un mechero, repetido varias veces. Le llaman, no hay duda. Siente pánico y echa a correr hacia esa otra orilla, frecuentada por “graves personas sin sexo”.



Espoloncillo. "Ahora miraba el Paseo de los Chicos sin atreverse a entrar en él y cruzarlo"

A las doce, como Cenicienta, vuelve Rodrigo al seminario. El cura que le espera, en la portería, gruñe, por apurar tanto el tiempo y hacerle esperar. Mañana tiene que madrugar para tres misas tempranas: Salesas, San Esteban y San Gil. Luego dicen los anticlericales que no trabajan.



Iglesia de las Salesas."Mañana por la mañana, tengo que dar tres misas: sustituyo al padre Huidobro en la del alba de las salesas..."



Iglesia de San Esteban."...luego tengo otra en San Esteban"



Iglesia de San Gil."...y por fin la de las...las...bueno, ya sabe usted, en San Gil."

Hemos visto las tentaciones del poeta y del seminarista. Seguiremos con las del capitán Paisán.

Un abrazo , para los que pasáis por aquí, de.



María Ángeles Merino

martes, 18 de enero de 2011

Una locura más peligrosa que la de don Cosme Herrera.


Palacio de la antigua Capitanía General, en Burgos. Aquí estaba la VI Comandancia.


Vamos con el segundo capítulo: “En la comandancia de la División”, de "Inquietud en el Paraíso", de Óscar Esquivias.

En el anterior dejamos a Rodrigo Gorostiza, en un balcón del Teatro Principal, contemplando atónito como un guardia de asalto patea y encierra, en un coche, a un muchacho, manifestante albiñanista. El mismo que acaba de darle un aviso para el doctor Albiñana: ha de ir a Madrid porque han secuestrado a Calvo Sotelo.

Cae la noche, una noche muy larga, en la VI Comandancia. Los militares golpistas, allí reunidos, conocen la aventura, mucho más loca que la de don Cosme Herrera, en que Mola y otros van a embarcarles.



Comandancia de día (calle General Sanz Pastor)



Comandancia de noche (calle General Sanz Pastor)

De momento, van a probar al general Batet, a ver cómo reacciona ante una “supuesta situación de incomunicación absoluta con Madrid y Pamplona”. Para ello, el coronel Moreno Calderón ha urdido una bufonada…Todos saben que es una farsa. Todos, excepto Batet y su asistente , leales a la República.



General Batet.

Foto tomada de la página 85 del libro "Burgos siglo XX", de Pablo Méndez.


Se abre el telón, entra y sale un tenientito de transmisiones, un pésimo actor, que anuncia la pérdida de las líneas telefónicas. Cada vez que intenta conferenciar con Mola, en Pamplona, o con el ministro, en Madrid, le cortan la comunicación.

El objetivo es sacar de sus casillas a la víctima. Y lo consiguen: maldice, blasfema, él...siempre tan correcto. Pide que le pongan con el gobernador civil, el de Burgos, o que vayan a buscarlo, si es necesario.

El general González de Lara, gobernador militar, es un gran actor, sobrio y seguro. Desprecia al tenientillo, un pringado que terminará ante el pelotón o seguirá de teniente segundón, una carreraza. Cómo tiembla, cómo enrojecen los granos de ese pardillo.

El capitán Paisán piensa que si esto fuera una obra de teatro, ahora tocaría el monólogo del protagonista. Pero Batet permanece callado y se asoma a un balcón. Se siente rodeado de “fieras”, mira las calles, están tranquilas. Fuma el pitillo que le ofrece el pérfido González de Lara. Todos están en silencio, sumidos en sus pensamientos.



Balcón del palacio de la antigua Capitanía General.

El capitán Paisán se asoma a otro balcón. Lo normal: tejadillos, la chimenea de la fábrica de luz, el mercado, cuarteles, iglesias, más cuarteles.



Antiguo mercado, chimenea de la fábrica de luz y Capitanía al fondo. Foto tomada de la página 199, del libro "Burgos, la ciudad vivida", de Fernando Ortega y Carlos de la Sierra.



Antiguo Mercado Norte, con sus vidrios que le daban aspecto de invernadero.Foto tomada de la página 241 del libro "Veinticuatro mil horas en Burgos", de Agustín Merino.



Detalle de foto, exposición de Juan Antonio Cortés (1851-1944),donde se distingue la espadaña de San Lesmes.


Iglesia de San Lesmes, desde la Comandancia ven su espadaña.



Torre de San Juan (antiguo monasterio de San Juan) que parece auparse para vigilar la ciudad. Más allá, todo eran cuarteles.

Se imagina la tensión que se respirará allá, en las salas de banderas, con oficiales y jefes esperando la orden de sublevarse. Un estampido, una bocina, algún disparo aislado…poca cosa.

Batet se siente como la polilla que el capitán acaba de atrapar y tirar por el balcón.


La polilla que el capitán arroja...

Es el mes de julio, hace calor, ha comenzado el “infierno” de dos meses que el refranero concede a Burgos, tras los diez de largo invierno. El infierno durará mucho más: meses, años, décadas.

El leal general, nerviosísimo, habla por teléfono, en catalán, con el gobernador civil Fagoaga Reus, uno de los gobernadores catalanes que la República ha puesto para humillar a los castellanos. Esta llamada sí se la pasan. La lengua castellana suena extraña, intrusa, en aquel ambiente militar y españolista a ultranza.

González de Lara, a sus espaldas, le remeda, hace muecas y pone ojos de búho.
Después de hablar con Fagoaga, la “vulpeja catalana”, Batet se da la vuelta e informa al gobernador militar. Uy, casi le pilla. La provincia está en paz. Sólo la detención de unos albiñanistas, en la Plaza de la República, más algunos disparos en una casa de lenocinio, en San Esteban. Al parecer, unos exaltados de las juventudes socialistas que se han enfrentado a unos “fascistas… ¿Fascistas? Por Dios, mi general no diga eso, mire bien a los que le rodean.



La casa de lenocinio, estaba al lado de este arco mudéjar, el de San Esteban.

La política ha llegado a los lupanares y González de Lara aprovecha para soltar un chiste machista y de mal gusto, con pollas que no son precisamente gallináceas. Se lo contó el general Sanjurjo, dice. Batet no quiere chistes misóginos y menos del mayor conspirador de España. El chistoso ha nombrado la bicha, se da cuenta y corta en seco sus carcajadas.

González de Lara recobra la seriedad y le sugiere que saque las tropas a la calle, para asegurar el orden, teniendo en cuenta las noticias de “anarquía y crimen” que llegan de Madrid. Le ha parecido entender que Fagoaga pedía eso. Batet se niega, el orden en las calles es un asunto civil y no militar. No estamos “en los tiempos del infame dictador Primo de Rivera”. Si se lo manda a Gistau, no está seguro de que no haga una locura, tal vez se pronuncie contra el Gobierno.

Ay, mi general, que te has ido de la lengua. Empiezas a confesar los nombres de quienes sospechas.

Por fin, le ponen con el general Mola, en Pamplona. Todo está tranquilo en Navarra. También en Guipúzcoa y Vizcaya, lo aseguran sus gobernadores militares.

Todo arreglado, es tarde, se pueden retirar, brindemos para que la desaparición de Calvo Sotelo se solvente con la misma facilidad. Batet sirve coñac a los presentes y levanta su copa. Las miradas...

González Lara sale bufando, con la venas de la sien hinchada, seguido del capitán Paisán, hasta su maloliente despacho. Le pasma la ceguera y la lealtad de Batet. Es una buena persona, sí; pero si esto sale mal, les va a “jo - der vi – vos”. El capitán Paisán ha de decírselo así a Dávila. Arrancarle de cuajo las medallas y el fajín, eso es lo que sueña hacer en su despacho, la próxima vez. Pero, como este Mola siga retrasando la fecha, “se va a sublevar su tía”. Todos estarán en la cárcel, a ver quién se pronuncia entonces.

Desahoga su ira con Paisán y le comunica las ridículas contraseñas con Dávila, para mañana. Ahora tiene que irse, su mujer quería ir al Teatro Principal y ya ve qué horas se les han hecho. No, su mujer no llega a la conferencia de don Cosme.

Un abrazo de:

María Ángeles Merino, tan lenta como de costumbre.