jueves, 13 de agosto de 2009

Dia 4: Carcassonne - Florac 305 km


Tras el día de ayer, estábamos más descansados. Se notaba que ayer no tocó kilometrada. Así nos la hemos hecho hoy.

Tras el opíparo desayuno que nos ponen en el hotel (esta vez cambiamos el yus d'orangs, por el yus de pom, pero los cruasáns con burro y confit son intocables) nos pusimos en camino hacia el Parque Natural de Cevennes, y más concretamente al pueblecito de Florac. Como nos gusta disfrutar del viaje, en vez de ir por el camino rápido y monótono de la autopista, hemos ido por el lento (las carreteras secundarias) que tienen como contrapartida que el paisaje es más bonito (y que no pagas peajes).

Como decimos, el camino es más lento y es una desventaja porque al final se puede hacer pesado. Pero hay otra desventaja, y es que es más difícil encontrar gasolineras. Llevábamos unos 100 km cuando el coche se ha quejado

PIIIIIIII

Que entra la reserva, y hay que darle de comer. Pero no hay gasolineras a la vista ni perspectiva de encontrar una en las cercanías. Por fortuna íbamos cuesta abajo, que siempre ayuda para ahorrar gasolina.

Por fin, en St. Afrique, tras casi 50 km con la reserva puesta, (y preguntándonos cómo se dice en francés "Tenemos el coche seco...Le vuatur se... sequé Ne gasoliné pá") hemos encontrado una gasolinera. Pero era una gasolinera de un supermercado, que sólo se puede pagar con tarjeta, y las nuestras de España no valen. Nos lo temíamos, porque ya lo sabíamos. Hace 3 años nos pasó algo similar: a punto de quedarnos tirados sin gasolina, y encontrar una gasolinera donde no se puede repostar.

Hemos entrado en el supermercado a preguntar a las cajeras que cómo se podía echar gasolina. Pero allí nadie conoce la lengua de Cervantes. ¡Con lo fácil que es, que en mi pueblo la hablan hasta los niños de tres años!. Entre señas, y medias palabras, la cajera ha dado a enteder que había una gasolinera más adelante. Y efectivamente, más adelante había otra gasolinera, esta vez de las que te dejan pagar con dinero en efectivo.

Tras dar de comer al coche, hemos seguido adelante, y hemos llegado al Parque de Cevennes. Concretamente, hemos llegado a las gargantas del Tarn y el Jontes, que visitaremos con más profundidad estos días. Aunque como nos pillaba de camino, nos hemos hecho la ruta de la garganta del Jontes.


Para que el personal se haga a la idea, entre el lecho del río y la parte superior de la garganta hay 400 metros de desnivel. Ahí es nada. El camino es estrecho, y es difícil pasar de 50 km/h, así que hacer los casi 40 km que teníamos hasta el hotel nos ha costado casi una hora. Eso sí, el paisaje impresionante.


Nos hemos registrado en el hotel, donde nos han dado una habitación con terraza y vistas al valle. Hoy hemos descubierto cómo se clasifican los hoteles a los que vamos. Es una cadena que descubrimos hace 3 años en Lyon. Son hoteles-restaurantes que se clasifican por "chimeneas" y por "cacerolas". Pues las chimeneas tienen que ver con la habitación, y las cacerolas con la cocina, obviamente. El hotel en el que estuvimos en los Pirineos era de una chimenea y dos cacerolas. Y la comida estaba buenísima. La habitación estaba bien, decente. Este hotel es de dos chimeneas y una cacerola. La habitación está bastante bien puesta. Pero se nota que la comida no es tan buena. Lo máximo a lo que pueden aspirar los hoteles es a 3 chimeneas y 3 cacerolas.

También hemos descubierto una rareza de los franceses: no saben cómo se hace un cola-cao frío. Para empezar, no vayas pidiendo un "cola-cao" porque te pondrán cara de póker. Se pide un "chocolate". Entonces cogen la leche, la calientan, y te echan el cacao en polvo. Hasta ahí, bueno, vale, es una rareza francesa eso de llamarlo "chocolate". Pero no se les ha ocurrido que podrían echar el cacao en la leche antes de calentarla para tomártelo frío. En cambio, si les pides un chocolate frío te preguntarán si lo que quieres es un batido de chocolate.


Y mira que fastidia el asunto, porque el "chocolate" sale como sale de cualquier máquina de café de cualquier cafetería del mundo: ardiendo.

Una lección corta de física: la materia presenta varios estados según su temperatura. Cuando el agua está muy fría, es hielo, es sólida. Cuando está un poco más templada, es agua, un líquido. Cuando la calientas más, se convierte en vapor. Si la calientas más, se llega al estado conocido como plasma. Y si la calientas más, tienes las infusiones de las cafeterías. Entonces tienes dos opciones: o vulcanizas tu lengua para no quemarte al tomarte un té, un café, o un "chocolate", o te lo pides a las 9 de la mañana para que a la hora de cerrar el bar tenga una temperatura que no produzca lesiones incompatibles con la vida.

Vayamos a la cena, ese momento donde acontecen la mayoría de las anécdotas memorables.

Nos llega la camarera, y se pone a recitarnos el menú...
- Jambon crú..
- Eso es jamón serrano, bien.
- Puré...
- Puré? pse, va a ser que no.
- lentils, fromage et dessert.
- ¿len qué? Ques que sé, lentis?
- C'est lègumes
- Ah, legumbres, pues deben de ser lentejas. Anda, que cenar lentejas... Pues pur muá, le yambón et pur ella les lentils
- Non, c'est tout le menu!
- ¡Ah! que es el menú entero y no se puede elegir...¡pues tráigalo todo que nos va a dar igual! - momento en el que la señora se quedó con la misma cara de póker que ponemos nosotros cuando nos sueltan una parrafada en francés y no entendemos nada. Pero nada, un par de risas, y se va a traernos la cena.

Así que llega el primer plato, un jamón serrano, por llamarlo de alguna manera, con un poquito de ensalda y una (UNA) nuez. Muy bien sacada de la cáscara, eso sí. Estaba entera. Nos comemos el jamón, y esperamos al "puré". Que vaya rollo, cenar puré. A ver de qué es, que no nos gusta cualquier puré. Nos retiran los platos, y nos colocan cubiertos nuevos.

- ¿Un cuchillo de carne? - el desconcierto se apoderaba de nosotros en esos momentos.

Y aparece la camarera con dos platos de lentejas... con un muslo de pollo sobre ellas. El puré resultó ser poulet, ¡pollo!

Que bueno, aquí no acaba la cosa. Porque las lentejas eran como las del chiste:
- ¡¡Mariano!! Sube corriendo que se están pegando las lentejas.
- ¡Pues por mí como si se matan!


Bueno, pues nuestras lentejas ya se habían matado todas ellas. Y el pollo estaba bastante seco también. Así nos hemos bebido dos jarras de agua, ni más ni menos. Tras el pollo reseco con lentejas muertas, la tabla de quesos. Que eso es muy típico de Francia. Nos hemos comido una rodaja de queso de vaca por cumplir, y ya hemos esperado al postre (un yogur con bayas, frambuesas o similar), y para terminar un colacao como los franceses sólo saben hacerlo (que es distinto de decir "como sólo los franceses saben hacerlo").

bonsuar

10 comentarios:

Mosca Cojonera dijo...

Por desgracia, las noticias que nos llegan de Madrid de cómo está Suri no son buenas. Vamos a dar media vuelta ya mismo, y en los próximos dias ya colgaremos los dos días que faltan de esta crónica.

Besos.

Abejita de la Vega dijo...

¡Cuánto lo siento!
Besos

Silvia dijo...

Como la Abejita yo también lo siento mucho, espero se pueda solucinar y pronto este bien Sury, esperamos pronto noticias de su estado de salud, besos.

Antonio Aguilera dijo...

¨¡¡Què "pansà" de reir me he dado!!.

Interesante periplo el vuestro....còmo me gustarìa ponerme en vuestro pellejo.

"Mariano!! Sube corriendo que se están pegando las lentejas.
- ¡Pues por mí como si se matan!"

Pues vaya cena más rocambolesca: el jambón sería trsparente....y el fromage, por si acaso sólo probáis el de vaca. Pues el de cabra está muy rico, que se fabrica artesano aquí por mis sierras subbéticas.

Que todo acabe bien queridas

Abejita de la Vega dijo...

Yo también he seguido vuestras peripecias gastronómico lingüísticas y lo he pasado muy bien. Julio lo cuenta con mucha chispa.
El paisaje precioso y en cuanto al Cola Cao...¿se acuerda la arañita de nuestros Colacaos campeños? Eso sí eran colacaos.
Aunque os hayáis dado la vuelta, pobre Suri, siempre os quedará Carcasonne.
Besos, amigos

Silvia dijo...

Hola Marian, ¿tienes noticias de Sury?,cuando sepas algo me cuentas, besos.

Mosca Cojonera dijo...

Estamos ya en Madrid. Suri está como si no le pasara nada de nada. Este lunes iremos al vete a que nos hagan una revisión completa (cambio de aceite, filtros, ... lo típico, vaya).

De momento, no ha vuelto a orinar rojo, y cabe la sospecha de que tenga hiperestrogenia, que en román paladino quiere decir estar más salida que el pico de una mesa.

Arañita Campeña dijo...

Cómo olvidar los colacaos fríos campeños. Esos no se pueden olvidar.

Que sepas que no pude probar un colacao como dios manda hasta Zaragoza. Ni en Cataluña supieron entender lo de un colacao frío.

Merche Pallarés dijo...

Ja,ja, ¡lo que me he reido con este post y los comentarios! Me alegro de que Suri esté bien y solo es que ¡necesita un conejo en su vida! Pobrecita... Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

donde esté un buen cola cao frío...