lunes, 28 de abril de 2008

EN ABRIL, LAS AGUAS MIL



EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Son de abril las aguas mil.

Sopla el viento achubascado,

y entre nublado y nublado

hay trozos de cielo añil.

Agua y sol.

El iris brilla.

En una nube lejana,

zigzaguea una centella amarilla.

La lluvia da en la ventana

y el cristal repiqueteo.

A través de la neblina

que forma la lluvia fina,

se divisa un prado verde,

y un encinar se esfumina,

y una sierra gris se pierde.

Los hilos del aguacero

sesgan las nacientes frondas,

y agitan las turbias ondas

en el remanso del Duero.

Lloviendo está en los habares

y en las pardas sementeras;

hay sol en los encinares,

charcos por las carreteras.

Lluvia y sol.

Ya se oscurece el campo,

ya se ilumina;

allí un cerro desaparece,

allá surge una colina.

Ya son claros, ya sombríos

los dispersos caseríos

, los lejanos torreones.

Hacia la sierra plomiza

van rodando en pelotones

nubes de guata y ceniza.

ANTONIO MACHADO




1 comentario:

Ele Bergón dijo...

El otro día estuve con mis extranjeros leyéndo este poema. A mi me gusta mucho a ellos no sé, yo creo que no acabaron de entenderlo del todo.Aunque ahora que ya está pasando el mes y han comprobado cómo es abril, creo que lo habrán entendido mejor.

Besos abrileños